El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, mintió deliberadamente en su última arenga, trasmitida por la radio y la televisión al decir, ¨El Fidel aquel, que recorría las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá¨
Eso de que Fidel recorría las calles abrazando a la gente, es totalmente falso, porque ese señor nunca ha sido tan afable, ni siquiera con su propia familia, y si alguién alguna vez trató de acercarse, su escolta personal lo impedía de manera drástica.
E n Cuba , todos y en especial los capitalinos presenciaron en repetidas ocasiones el aparatoso despliegue policial que precedía al paso del convaleciente personaje y su séquito por las calles y las extremas medidas de seguridad adoptadas durante los actos públicos.
Nadie podía acercarse al ídolo de Chávez, sin autorización y registro previo, incluso los profesionales de la prensa, debían estar acreditados con muchos días de anticipación, para verificar su confiabilidad, y luego realizar su trabajo.
En el mundo la totalidad de los gobernantes están urgidos de protección y es cierto que no pueden estar expuestos al peligro y mucho más en el caso de Fidel Castro, cuyo récord de fallidos atentados superan el orden de los 600, en casi 50 años en el poder.
Exagera el aprendiz de dictador venezolano al referirse a la cordialidad de su maestro político, pero quizás no se equivoque al plantear que el hombre no volverá a presentarse en público nunca más.