Las encontradas reacciones de la diáspora cubana asentada en Miami,tras el anuncio de Juanes de celebrar en la capital cubana, la segunda versión del concierto Paz sin fronteras y su repercusión en los medios de comunicació hispano-parlantentes del sur de la Florida, conceden al proyecto un inusitado matiz político.
El ícono del rock latino, ganador de cinco premios Grammy, ha reiterado que no es comunista y su interés de presentarse en La Habana, no persigue fines políticos y parte de su propia iniciativa,aunque pienso sobran las explicaciones, porque está en todo su derecho de actuar en el lugar que le plazca.
Sabe que en Cuba todo está bajo control estatal y esa es una garatía para el éxito de su controversial empresa y además tiene muy claro que la isla es un santuario musical, considerada entre las tres plazas más prolíferas en el mundo, con Brasil y Estados Unidos, a la cabeza, y esa es una verdad como una casa.
Hasta el cubanoamericano Willy Chirino, quien se destaca más por su anti-castrismo que por su arte y goza de fama local, se sumó a las grandes mayorías que apoyan la feliz decisión del colombiano de irse a cantar a La Habana, en una prueba del cambio experimentado por el exilio en los últimos tiempos .
Los extremistas que rompieron disco de Juanes y quemaron una camisa negra, quizás los mismo que lo amenzaron de muerte y el loco periodista que entre muchos ofensas deseó que al muchacho le cayera un rayo en medio del concierto, sólo acentuan la decandencia de las organizaciones de línea dura miamenses.
Me resulta irónico el cuestionamiento de un afamado comunicador en torno a la no participación en el concierto de Juanes de interpretes cubanos radicados en la Ciudad del Sol, cuando la casi totalidad de ellos, carecen de presencia en la radio miamense, dominada pòr los Alarcón y los Pérez Roura.
La última carta de la baraja es citar al roquero Gorki Aguila, muy poco conocido en la isla, al cuestionar a los cubanos que acompañarán a Juanes en el escenario de la Plaza de la Revolución, a sabiendas que este señor no ha hecho nada de valor en el orden musical, a tenor de sus criterios como disidente.
EL esperado día está llegando y después del concierto habanero soy de la opinión,que Juanes, aplaudido hace sólo unos días durante una actuación en Nueva York, mantendrá su prestigio artístico y sus discos seguirán vendiendose, porque está claro, que Miami, cuajado de oportunistas, no es el ombligo del mundo.