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María Magdalena era la preferida de Jesús y la primera en verlo tras su resurrección, mientras un papiro copto le atribuye la frase “Mi mujer”(Foto internet)

Jesús de Nazaret, el  personaje más estudiado y analizado por la cultura occidental, seguido por más de mil millones de personas en el mundo, fue un predicador judio que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea, hasta su crucifixión en Jerusalén en torno al año 30, durante el gobierno de Poncio Pilato.

Su relación con las mujeres fue uno de sus aspectos más revolucionarios, pero para la Iglesia católica la sexualidad de la principal figura del cististianimo ha sido siempre un tabú y los grandes exegetas coinciden en negar que Jesús se hubiese casado,a pesar de que el celibato contravenía las leyes religiosas de la época.

Jesús fue un hombre de verdad, pero que se mantuvo puro y célibe toda su vida, según plantea la docrina oficial, mientras los evangelios hablan de María Magdalena y otras mujeres a las cuales el maestro habia curado de terribles enfermedades y espíritus malignos, sin llegar a explicar cuales eran los demonios.

Algunos  plantean que sólo rastreando en la Biblia otros casos de personas poseidas liberadas por Jesús podremos intentar acercarnos a lo que fue la situación de María Magdalena antes de conocer al Hijo de Dios, pero hay que tener cuenta que este libro apareció entre 30 y 40 años después de la muerte del enviado divino a la tierra.

 Ahora bien, El Talmud, una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, leyendas e historias, postula: “Quien no tiene mujer es un ser sin alegría, sin bendición, sin felicidad, sin defensas contra la concupiscencia, sin paz; un hombre sin mujer no es un hombre”.’

Jesús de Nazaret y María Magdalena

María Magdalena, nacida en un pueblo de Galiea, ayudó a Jesús y a los discípulos y es mencionada, tanto en el Nuevo Testamento canónico como en varios evangelios apócrifos, como una  de sus más distinguida seguidoras por cuya razón es considerada santa por las iglesias Católica Romana y Ortodoxa, así como la Comunión Anglicana

María Magdalena fue santificada, pero la polémica alrededor de sus vínculos con el Salvador no termina.(Foto internet)

Las sagradas escrituras no hacen alusión alguna a la unión matrimonial de ambos, pero algunos textos como El enigma sagrado (“The Holy Blood and the Holy Grail”, 1982), de Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln; y La revelación de los templarios (“The Templar Revelation”, 1997), de Lynn Picknett y Clive Princey, hablan al respecto.

Estas ideas han sido aprovechadas por varios autores de ficción como el alemán Peter Berling (Los hijos del Grial, )  el estadounidense  Dan Brown (El código Da Vinci, 2003), y el griego, Nikos Kazantzakis (La última tentación de Cristo, 1951), todas recreadas por el cine, con gran impacto en el público y tomadas como verdaderas.

Ocho líneas en un papiro del siglo IV, de un supuesto “Evangelio de la mujer de Jesús” abre nuevas interrogantes no sólo sobre el estado civil de Cristo, sino también su relación con la otra mitad del cielo, mientras uno de los más prestigiosos exegetas españoles, Xabier Pikaza realizó, un exhaustivo estudio de 1.200 páginas sobre el tema.

La profesora Karen King de la Harvard Divinity School, en Massachusetts, presentó en el Congreso Internacional de Estudios Coptos en Roma, una lámina, escrita por ambas caras, aunque sólo una de ellas contiene líneas claramente legibles, como prueba de que algunos de los primeros cristianos creían que Jesús estuvo casado.

Pikaza, conocedor del tema, asegura que la profesora King es “una autoridad en la materia” y que, además, la autenticidad del documento está avalada por un reconocido experto, Roger Bagnell, director del Instituto para los Estudios del Mundo Antiguo, pero el hallazgo sólo demuestra  la crencia entre los gnósticos.

Si las mujeres poseídas están tiradas en la cama sin poder pedir ayuda, hay convulsiones, autoagresión, ideas suicidas, falta de amor, y el evangelio no dice cuáles de todas estas manifestaciones afectaban a María Magdalena, ella bien pudo antes de sacar esos demonios de su cuerpo, tentar a Cristo con sus encantos femeninos.

Fuente consultada: El Mundo.es

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