El cambio implica transformación en el orden interno y reajustes externo, como el aspecto más importe en la existencia del ser humano, pero en el caso de Cuba el concepto pierde su valor y significado, porque tras más de medio siglo de esperanzas y promesas incumplidas, el caballo sigue opuesto a cualquier apertura posible.
Los cubanos queremos el cambio, pero no como muchos aquí pretenden, porque si ciertamente el socialismo de Fidel Castro no funciona , el capitalismo desenfrenado tampoco, y en el contexto de una situación de crisis, sin precedentes en la historia, razones hay muchas para no apostar por ninguno de los dos sistemas sociales.
Quizá de los chinos pudieramos aprender algo de su modelo socioeconómico, claro sin contar con el patillas, porque esa sería la tarea del indio, es decir arar en la tierra del nunca jamás, cosa que no recomiendo a nadie, porque como se conoce él es más inteligente, siempre hace lo que le da la gana y dice la última palabra.
La bronca entre los de aquí y los de allá no tiene para cuando acabar, y en ese dime que te diré, los que salimos perdiendo somos los de abajo, que ya no nos interesa la política, ni nada por el estilo, porque de sobra sabemos, que es la política y los fines que persigue y no dejaremos que nos tomen el pelo otra vez.
Con eso quiere decir, que los cubanos que aún vive en el terruño, incluso muchos de los que estamos del lado de acá y nos formamos allá, no queremos por ejemplo que la salud pública se convierta en un negocio, y las escuelas deriven en empresas, porque entonces no tendriamos, ni calidad de vida, ni calidad educacional, como sucede en Estados Unidos.
En la isla, que los comunistas desmayen el cuento de la dignidad y el decoro, que eso no se come, ni con eso se viste nadie y de una vez y por todas le metan mano a las necesidades que no han podido resolver en 50 años de revolución, porque ya el pueblo está cansado de luchar, cuando está claro que en Cuba, luchar, es robar.
A la disidencia interna carente de prestigio y privada desde sus inicios de liderazgo y al exilio histórico o de línea dura, como quieran llamarle, cuyos esfuerzos por salvar al país del “comunismo”, resultaron infructuosos en casi cinco décadas, le propongo, que guarden el carro, sin berrinches, que ya este jaleo, no es de ellos.
Ahora la realidad es otra y es necesario dejar vía libre al tren del entendimiento mutuo, entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, sin reparar en problemas de índole ideológico y otras diferencias y esperar pacientemente, “que no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”, como dice el viejo refrán.
05/05/2009 Publicado por albertodenis | DE CUBA | | 2 comentarios | Editar