Un misterioso suceso que devino frase popular.

El capitán Charles Dwight Sigsbee, comandante del “Maine”, quien curiosamente salvó la vida al igual que la totalidad de sus oficiales al no encontrarse a bordo en el momento de la explosión.
El 3 de agosto de 1886 el Congreso de Estados Unidos autoriza la construcción del acorazado Maine, primero de una nueva generación de buques diseñados para igualar la potencia naval del naciente imperio a las de Alemania, Inglaterra o Francia.
Era un símbolo de la nueva flota americana con seis mil 700 toneladas de desplazamiento y tras su botadura en 1890, es enviado a La Habana, en una extraña visita de cortesía, sin previa invitación, en medio de las luchas por la independencia de Cuba del yugo Español.
La oscura noche del 15 de febrero de 1898, explota y mueren 226 hombres, en un triste suceso que facilitó al entonces presidente estadounidense William McKinley, la adopción de medidas extremas y solicitar del Congreso su permiso para declarar la guerra a España.
Son aún ilimitadas las conjeturas e hipótesis sobre este lamentable y más que misterioso episodio que afectó especialmente a la dignidad de aquella España, todavía imperial, y en claro provecho de una nación en vías de gran desarrollo, en “la que todo vale“.

Los restos del Maine en el lugar de su explosión.
Los historiadores coinciden en afirmar que el hecho fue el detonante de la Guerra Hispano-Estadounidense y además, la excusa perfecta para reivindicar la tan aplazada intervención armada en el país, y finalmente truncar un inminente triunfo a las huestes mambisas.
Los oriundos de la isla a poco del trágico suceso lo despojaron de su verdadero significado y nació la popular y jocosa frase “así volaron al Maine” al observar a otra persona inclinada hacia delante con el trasero expuesto de manera aparentemente despreocupada.
Esta locución que parece extenderse hasta nuestros días resulta muy usual en el rejuego homoerótico entre los jóvenes y adultos cubanos, cuando alguno es sorprendido en esa posición; mientras el aludido llega a sonrojarse y puede hasta molestarse.
Las causas del la explosión.
En la Comisión de investigación de EE. UU. sobre estos hechos, se impuso la tesis de que la nave había sufrido el ataque exterior por medio de un torpedo (mina marina), y no la de otros especialistas que la consideraban como un accidente.

William McKinley ejerció el cargo presidencial desde 1897 hasta su asesinato en 1901.
En 1975 un equipo de expertos dirigido por el almirante Hyman Rickover, creador de la marina de guerra nuclear norteamericana, concluyó que la explosión había sido interna y que quizá los oficiales no obraron con la debida cautela .
Lo cierto es que el estallido de la nave precipitó el ingreso de Estados Unidos a una guerra que ya habían ganado las tropas cubanas pero que le fue arrebatada precisamente por obra y gracia del presidente William McKinley.
El pretexto de su estancia allí fue “brindar ayuda” a los patriotas cubanos, pese a que no la necesitaban. No obstante, para despojar a España de sus territorios, en el Caribe y en el Pacífico, Washington necesitaba entrar en esa confrontación.
Como los cubanos no pidieron su ayuda había que fraguar un incidente que enfureciera a la opinión pública estadounidense y justificara la intervención de Estados Unidos y así apoderarse de esa isla, Puerto Rico, Filipinas y Guam.
Fue bajo su presidencia McKinley que Estados Unidos pasó a convertirse en una potencia regional en Centroamérica y el Caribe y comenzar a dar los primeros pasos en la construcción de un imperio global.
Fuentes: National Geographic/ Wikipedia/Cubadebate.