La ciudad estadounidense de Miami, sitio baldío y pantanoso, a fines del siglo XIX, infectado de cocodrilos, mosquitos y otros insectos, es hoy lugar ideal para ricos y famosos, entre ellos conocidas figuras del mundo del espectáculo, incluso acoge a miembros de la realeza saudí, dispuesto a invertir hasta 40 millones de dólares por un palacete a orillas del mar.
La gran metropoli, ocupa una extensión de más de dos mil millas cuadradas, con un dinámico desarrollo inmobiliario,que abarca más de una veintena de rascacielos, exclusivos barrios, como el “Bay Harbour”, mansiones de lujo, hoteles de reconocido prestigio, entre ellos el Fountainebleau y el Eden Roc, casinos, líneas de cruceros y playas, así como centros nocturnos y comerciales, teatros, salas de exposiciones y otras instalaciones para el entretenimiento.
Es la meca del mundo moderno, donde un principe oriental pagó 23 millones de dólares por un palacio y un jugador de baloncesto 19,8 millones, mientrtas una de las atracciones turísticas es mostrar las casas de Julio Iglesias, Shakira, Jennifer López, Ricky Martin, Sylvester Stallone y otros, pero esa es sólo la cara presentable de la gran ciudad.
Algo oscuro y triste se esconde tras el glamour de la gigantesca urbe, y es el número de personas desamparadas, en cifra superior a los 700, muchos de ellos cubanos, que duermen en portales y aceras del downtown, en bancos de las paradas de ómnibus, en parques y otros sucios rincones, como la negación del llamado sueño americano.
Sin embargo las autoridades gubernamentales miamenses, interesadas por manterner en el aire “las burbujas del glamour”, parecen no estar preocupadas por brindar amparo y protección necesaria a esos pobres ciudadanos, que viven de la caridad pública y en muchas ocasiones llegan a delinquir para poder llevarse un pedazo de pan a la boca.
Este es un viejo dilema, que involucra a desempleados, alcohólicos, drogaditos y enfermos mentales, pero no se buscan soluciones para recluirlos de una vez y por todas en centros de rehabilitacion y reeducación, hospitales y otros dependencias, con el propósito de sacarlos de la vida que llevan y quizás reintegrarlos en el futuro a nuestra sociedad.
La ciudad de Miami con un presupuesto de más de 10 mil millones de dólares anuales, por encima del asignado a una treintena de paises del mundo, cuenta además con dos mil niños contemplados en la categoría de desamparados, como consecuencia de la crisis inmobiliaria, derivada de la aguda situación económica, que afronta Estados Unidos.
Miami, considerada la máxima aspiración para triunfar en la vida, donde existe un exclusivo paraje llamado “Via de los Millonarios” es paradójicamente uno de los lugares más empobrecidos de Estados Unidos, y una muestra palpable es el montón de infortunados vagabundos, que malviven en las calles como bochorno público.