Era el fruto de un amor prohibido y quizá por esa razón su vida quedó marcada para siempre. Su padre no lo reconoció y cuando apenas era un adolescente su madre marchó al extranjero y lo dejó al cuidado de su abuela. La anciana le brindó amor y carino y trató de guiarlo por el buen camino.
El muchacho se hizo un hombre. Logró un buen trabajo, pero le gustaba darse algunos tragados de ron. Un buen día se casó y nació su primer y único hijo. Ya para entonces ingería alcohol más a menudo y cada vez más y más y comenzaron los problemas. Muchos fueron los esfuerzos por rescatarlo del vicio. Sin embargo nada surtió efecto, hasta que todos lo rechazaron, incluso su propia familia. Su esposa lo abandonó y casí inmediatamente perdió el trabajo.
Así con el decursar del tiempo el personaje de esta historia real se convirtió en un ser indeseable. Aún así su hijo y los vecinos del barrió donde vivía en un sucio cuartucho, nos empeñamos en devolverlo a la sociedad, hasta que todos perdimos las esperanzas.
Ya convertido en un desecho humano, alcoholizado y practicamente sin conciencia; subsistió mientra pudo de la caridad pública, y no se sabe cuantas veces se fue a su destartalada cama con el estómago vacío. Una noche la muerte vino a buscarlo. Sólo ella pudo arrancarlo de los brazos del alcohol.