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Divisa electoral infalible y convincente de un representante a la cámara en Cuba.

Boleta electoral de la etapa seudorepublicana.

Benito Remedios Langaney, representante a la Cámara en Cuba durante la seudorepública era tan bruto que un día en que venía de Pinar del Río le cayó a tiros a su propio automóvil porque el vehículo se encangrejó en la carretera.

Cuenta Ciro Bianchi que durante sus largos años en el parlamento pidió la palabra por primera y única vez y entonces se irguió en su escaño, carraspeó, miró hacia un lado y otro, balbuceó frases ininteligibles y volvió a sentarse.

Parco en el decir, el hombre era, sin embargo, elocuente en los hechos, sobre todo en lo que a la compra-venta de votos se refería, al extremo que salió electo representante en cinco ocasiones (1926, 1938, 1942, 1946 y 1950), y senador en 1932.

Dinero mediante, no solo se hacía elegir, sino que hacía elegir, asimismo, a su esposa y a su hermana y, en el momento de su muerte, se empeñaba en elegir también a su hijo. Tenía una divisa electoral infalible y convincente.

“Pago el doble que cualquiera”, decía y rastreaba hasta el último quilito y nadie podía “darle la mala” diferente a otros políticos displicentes, como José Manuel Alemán, quien entregaban, sin contarlas, gruesas sumas a sus sargentos.

Militó en los Partidos Conservador y Republicano en el Conjunto Nacional Cubano, en la Coalición Socialista Democrática, en el ABC, en … Cambiaba de filiación política con más facilidad que de camisa, precisa el portal Cubadebate. 

Era dueño del central Río Cauto y de la compañía azucarera Adelaida; de 126 fincas rústicas situadas en cinco de las seis provincias y fue el mayor productor y exportador de piña de la Isla y pionero en la cría de ganado cebú.

Nació en la localidad habanera de Bauta, en 1888 y de niño trabajó como carretero, peón de fincas, cortó caña, y sembró y cosechó piña y no se sabe cómo –caso impactante el suyo de movilidad social en ascenso–, enriqueció.

A la caída de Machado, Remedios puso mar por medio para escapar de la ira popular, pero al amparo de Batista, volvió a la Cámara y cuando la vida parecía irle viento en popa, murió de un disparo al tratar de evadir una multa de tránsito.

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