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Fue arrestada en septiembre de 2001 y acusada por el FBI de conspiración.

Tras salir de prisión Ana Belén Montes, viajó a Puerto Rico

Ana Belén Montes nació el 28 de febrero de 1957 en una base militar de Estados Unidos situada en la ciudad de Nuremberg, en la Alemania Occidental (RFA)  donde su padre de nacionalidad puertorriqueña, trabajaba como médico.

Cuando su familia se trasladó a territorio estadounidense ella completó su formación educacional y tras concluir estudios en Relaciones Internacionales, comenzó a laborar en 1985 en un productor estratégico para el Pentágono.

En 1992, como analista en el Pentágono, ocupó un cargo inexistente en la Embajada norteamericana en La Habana con el fin de “estudiar” a los militares cubanos, según un artículo del periodista colombiano Hernando Calvo Ospina.

Montes escaló posiciones, hasta convertirse en “miembro del súper secreto” grupo de trabajo de inteligencias sobre Cuba, integrado por funcionarios de la CIA, la Casa Blanca y del Departamento de Estado, escribe Calvo Ospina.

Nunca llevó  ningún documento del trabajo, sino que memorizaba lo que leía y, al llegar a su casa, lo escribía en su computadora portátil para posteriormente transferir la información a discos encriptados, confirmó el FBI.

La mujer acusada de conspiración para entregar información de defensa nacional de EE.UU. a Cuba fue arrestada en septiembre de 2001 en su oficina en la sede de la DIA, en la Base de la Fuerza Aérea de Bolling, en Washington.

La detenida, de 44 años, reconoció haber revelado las identidades de cuatro oficiales de Inteligencia estadounidenses encubiertos que trabajaban en Cuba y en 2002 se declaró culpable y sentenciada a 25 años de prisión.

En la cárcel de máxima seguridad, donde permaneció por más de dos décadas, estuvo sujeta a un régimen extremo de aislamiento que solo permitía visitas de su padre y hermanos, hasta su libración a principios de este año.

La catalogan como una de las funcionarias estadounidenses de más alto rango que se haya demostrado que espió para el Gobierno de la Isla, por lo que la llaman ‘la reina de Cuba’; otros la definen como una “mujer inquebrantable

En el proceso judicial, tildó de “cruel e injusta” y “profundamente inamistosa” la política estadounidense hacia Cuba y confesó “Me involucré en la actividad que me ha traído aquí porque obedecí a mi conciencia más que obedecer a la ley”.

El Gobierno estadounidense “nunca” ha respetado “el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia” “Hice lo que consideré más adecuado para contrarrestar una gran injusticia”, concluyó.

Ana Belén Montes, tiene ahora 65 años de edad, y las autoridades de Washington creen que la motivación “para espiar” era por “ideología pura” y reconoce que no aceptó dinero por pasar información clasificada a la nación caribeña.

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