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¿Cómo eran sus relaciones con la Isla?

El autor, del asalto a la embajada cubana Alexander Alazo Baró, es una persona de origen cubano que 2003 viajó a México con una visa religiosa para asentarse allí, tras contraer matrimonio con una ciudadana de esa nación de similar vocación.

Residió en territorio mexicano durante varios años y mantuvo una relación normal con Cuba, como la que tiene cualquier otro nacional que vive de manera permanente en el exterior y la visitó en ocho ocasiones, la última vez en 2015.

En esa etapa mantuvo contacto regular y recibió servicios adecuados en las oficinas consulares cubanas, incluidas las de Estados Unidos, lo cual demuestra que el acusado nunca tuvo ni ha tenido ningún problema con el país donde nació.

Alazo Baró vivió en Miami desde 2010 y después en Texas, posteriormente en Pensilvania y quizás en otros lugares y según documentos oficiales, actuó motivado por odio a Cuba y por temor a agresiones de supuestos grupos criminales de la Isla.

Su infancia y juventud transcurrió con una conducta social totalmente normal, y se dedicó profesionalmente a la labor pastoral en una iglesia evangélica, luego de cumplir el Servicio Militar General, sin ninguna dificultad o suceso relevante alguno.

El 30 de abril el hombre en posesión de un fusil de asalto de alta capacidad descargó 32 disparos contra la misión diplomática de la mayor de las Antillas en la capital norteamericana, con la intensión de matar, a su propio decir.

Este individuo confesó a las autoridades que viajó con el arma y municiones desde el estado de Pensilvania, pero planificó el atentado con suficiente antelación y con fines de exploración estuvo allí unas dos semanas antes de perpetrar el hecho.

Ese día el asaltante se aproximó a la legación de la nación caribeña, gritó frases ofensivas y lanzó contra la reja una bandera cubana profanada con varias frases incoherentes y después trató infructuosamente de incendiarla con gasolina.

Se produjo entonces un ataque a tiros, contra el recinto, ubicada en medio de la capital norteamericana, a unas cuadras de la Casa Blanca, se arropó en la bandera de los Estados Unidos y no ofreció resistencia al momento de su arrestó.

En los documentos legales, de acceso público, se establece que Alexander Alazo Baró concurrió a un hospital por sus trastornos mentales y a varias agencias de seguridad nacional para formular acusaciones contra el Gobierno de La Habana.

A pesar de sus alegaciones de sufrir esquizofrenia y sentimientos y delirios de persecución  era acreedor de una licencia para portar armas de fuego, dueño de una pistola marca Glock y obtuvo en el periodo previo al ataque un fusil AK-47.

Foto: Progreso Semanal

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