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Constituye uno de los atractivos turísticos más preciados de la capital cubana.

Vista parcial del Malecón antes de su construcción.

El Malecón de La Habana es uno de los atractivos turísticos más preciados de la capital, y al mismo tiempo, es la avenida marítima más famosa de Cuba y además constituye una obra estratégica para detener el agua del mar Caribe.

Los habitantes de la capital y miles de foráneos pasan las noches y madrugadas esperando el amanecer tomando tragos y cantando con guitarras bajo las estrellas, contemplando el mar azul, el paso de los buques o el rostro amado.

A inicios del siglo XIX se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros en un espacio costero que iba desde la entrada de la Bahía  hasta el Torreón de San Lázaro, que frecuentaban algunas familias para tomar baños.

Francisco de Albear, su proyectista fue el más grande ingeniero cubano de la época y concibió una formulación compleja más allá de un simple paseo con el único objetivo de evitar las inundaciones provocadas las inclemencias del clima.

Las obras en pleno apogeo

La ancha avenida debía construirse a cuatro metros sobre el nivel del mar, separado de la orilla, y en la parte inferior una larga sucesión de 250 bóvedas, que tuvo lugar en tres períodos de tiempo diferentes y cada uno con matices distintos.

El Malecón comenzó a construirse el 6 de mayo de 1901,durante la intervención militar norteamericana y a causa de la irregularidad de los arrecifes, los cimientos del muro presentaron muchas dificultades en ese primer tramo.

El proyecto norteamericano contemplaba la presencia de árboles y farolas en el muro, pero la idea fue desechada al llegar la temporada invernal y la entra a la mayor de las Antillas los primeros sistemas meteorológicos fuertes.

La obra continuó su curso, y en 1909 llegaba a la calle  Belascoaín y siete años después se extendía hasta el torreón de San Lázaro, pero l huracán del 9 de septiembre de 1919 —el llamado ciclón del Balvanera— dañó grandemente ese tramo.

Turistas en el emblemático sitio.

A partir de 1921 avanzó hasta 23 y al pasar frente al promontorio de la batería de Santa Clara —Hotel Nacional— hasta la calle O, exigía separar el muro unos 30 metros del litoral y rellenar un área de más de 100 000 metros cuadrados

Allí debía edificarse el monumento al acorazado Maine en el contexto de una prolongación desde la punta al sur y ganarle 111 000 metros cuadrados al mar, de los cuales gran parte se destinarían a parques y soluciones viales.

Las tareas comenzaron en marzo de 1926 y se terminaron en 1928, aunque antes se demolió la glorieta de Prado y Malecón,  que según el arquitecto Bay Sevilla, fue la primera obra de hormigón armado con cabillas que se realizó en la Isla.

Luego a partir de 1929 El Malecón se extendió a la calle G y la construcción del túnel de Calzada, bajo el río Almendares, en 1958, determinó que la vía enlazara con esa calle subterránea que concluiría uniéndolo, ya un año después.

Hoy el Malecón es una ancha avenida que abarca toda la costa norte de la ciudad de la Habana, con unos ocho mil metros de su muro de cemento donde se alzan importantes monumentos y curiosidades y leyendas no dejan de aflorar.

Fuente/Fotos: The Museum of Tourism.

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