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Una expresión que identifica la nacionalidad cubana.

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El Castillo del Morro de La Habana está protegido por dos poderosos baluartes y un profundo foso y es un sitio que identifica y distingue a la ciudad.

El Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro, construido en un cerro a la entrada de la bahía de La Habana, trazado por el ingeniero Juan Bautista Antonelli en 1585, es una fortaleza practicamente inexpungnable y durante la época colonial fue reconocido como la más importante obra estratégica de la isla.

La traza de la fortaleza del Morro es un polígono irregular que se ajusta rigurosamente a la forma del risco en que se levanta, favoreciendo su carácter defensivo, inaccesible por más de 60 pies de alto de roca áspera ante el acecho de corsarios y piratas, que en diversas ocasiones asolaron la población.

Dotado de la una batería de 12 cañones, El Morro constituyó el principal baluarte defensivo del puerto habanero hasta la construcción del Castillo de La Cabaña a finales del XVIII y su torre comenzó a utilizarse como faro desde 1764, para en 1844 levantar otra, que es la que llega a nuestros días, electrificada en 1945.

Los cubanos diestros en el arte de incorporar términos al vocabulario y tomando como referencia las características de este infranqueable bastión militar para la corona española. comenzaron a decir un buen día una una frase que con el paso del tiempo se convirtió en popular y muy utilizada en el territorio nacional.

La expresión en cuestión es tirar piedras al Morro, que adquiere marcada significación en el habla popular de los cubanos, cuando alguien arremete de palabra o de obra contra alguna persona aunque esta, por su complexión física o por el nivel jerárquico que ocupa dentro de la sociedad, no se resienta con ello.

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