Vivió para el cine en sus más diversas variantes.
El afamado cineasta cubano Tomás Piard, reconocido director, guionista, montador y maestro de generaciones, murió a los 71 años de edad en la La Habana, víctima de una dolencia neurológica, según reseña el diario Granma.
Nacido en la capital cubana el 28 de julio de 1948, Piard vivió para el cine en sus más diversas variantes desde que muy joven se inició en el movimiento de aficionados y dirigió uno de los más prestigiosos cineclubes de la mayor de las Antillas.
Ejerció como profesor en Galicia, España, San José de Costa Rica y en la Isla, y mereció la Orden al Mérito Artístico, otorgada por el Ministerio de Cultura de la República de Cuba, entre otros reconocimientos por su labor.
Fue tenaz hacedor de la cinematografía cubana, y sus películas se exhibieron en París, Gran Bretaña, España, Puerto Rico, Venezuela y Costa Rica así como integró jurados en certámenes del medio nacionales e internacionales.
En 1987 dirigió el primer largometraje amateur cubano, Ecos, silente y en blanco y negro, pero no pararía de filmar para el cine y la televisión en lo que constituyó una febril entrega al arte y a su particular manera de plasmar historias.