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Única alternativa habitacional para los más pobres de La Habana antes de 1959.

A finales de los años veinte del pasado siglo surgieron en La Habana, la capital de Cuba, asentamientos informales, conocidos entonces como barrios de indigentes, que resultaron la única alternativa habitacional para los más pobres.

Mientras, la ciudad crecía con nuevas urbanizaciones y edificios altos que aumentaron las opciones de vivienda para la llamada clase media, y así familias adineradas se trasladaron hacia el Vedado y la Víbora y luego a otros lugares céntricos.

El desamparo de los más necesitados se acrecentó y fueron los médicos los primeros que denunciaron la lamentable situación de la vivienda de los sectores de menores recursos económicos, a la luz de preocupaciones higienista.

Entre 1919 y 1931, la población habanera llegó a crecer en casi un cuarto de millón [9], a causa de la migración del campo a la ciudad y también de la llegada de extranjeros, en particular de inmigrantes provenientes de España.

Sin embargo, la construcción de viviendas no tuvo el mismo impulso, sobre todo, la destinada a los sectores más desvalidos y por el contrario, comenzaron a desmantelarse muchas cuarterías en las zonas centrales capitalinas.

En la práctica, quienes allí vivían quedaron sin amparo, pues ninguna de esas casas de vecindad fue remplazada por edificaciones de viviendas de alquiler, con rentas asequibles a ellos y de esa forma surgieron los “llega y pon”

El barrio de Las Yaguas”, ubicado en Luyano, es uno de esos asentamientos informales, de miseria y calamidades,  provocada por tanto abandono de los gobiernos seudorrepublicanos, tan atroz que no solo se veía, hasta podía olerse.

La realidad de aquel lugar, ignorado por los gobiernos anteriores, vivían cientos o quizás miles de personas en la más espantosa miseria, en condiciones materiales y sanitarias horrendas, en la prospera ciudad de La Habana.

Las viviendas eran chozas improvisadas, construidas con cartón, lata, yagua, papel o cualquier otra cosa… Era impensable la existencia allí de un centro docente o médico y de suponer que a hasta aquel sitio jamás había acudido un político de la época.

Era simplemente una ciudad dentro de otra, con una población heterogénea, que podían ser lo mismo personas desafortunadas, desempleadas, prófugos de la justicia, delincuentes de toda laya, enfermos abandonados a su suerte…

Aquello semejaba un infierno, pero curiosamente contaba con una organización separada totalmente de la estructura social convencional, y lo que pudiéramos llamar un alcalde o capo, a cuyo poder se subordinaban los residentes

Hacia 1963, el espectro de un pasado de pobreza que fue Las Yaguas dejó de ser y sus habitantes se dispersaron por varios municipios habaneros, donde las autoridades encargadas tras el triunfo de la Revolución, asignaron viviendas.

Fuentes: Entre crónicas y críticas. Los barrios de indigentes de La Habana vistos por la prensa. 1930-1959 (María Victoria Zardoya Loureda) Las Yaguas: memorias del abecé en un barrio singular (Yudyth Madrazo)

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