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Las cosas que la convierten en un lugar inigualable.

La Habana celebra su medio milenio por eso nada más justo que recordar por qué resulta tan única, inigualable y muy particular desde su fundación, aun cuando en América otras ciudades coloniales vinieron al mundo en fechas similares.

La Habana Vieja posee nueve fortificaciones y cinco plazas en su espacio, declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1982 y cuenta con el conjunto de inmuebles urbanísticos más completo y conservado de toda América.

Otro dato curioso de la villa de San Cristóbal de La Habana es la cantidad de tabernas que existían en 1574, cincuenta lugares para expendio de vino, cuando la población estaba alrededor de mil habitantes, lo que significa una taberna por cada veinte personas.

Entre el 24 de junio de 1942 y el primero de diciembre de 1945, La Habana se quedó sin su cañonazo por la segunda guerra mundial, y el ejército informó que la detonación podía dar nuestra situación al enemigo, y era, además, un innecesario gasto de pólvora.

En 1805 llegó al puerto habanero el primer cargamento de hielo a la urbe en el buque Favorito, para asombro de los habitantes, que muy pronto se acostumbraron a disfrutar del agua y los sabrosos refrescos fríos, los helados y los cócteles.

El escritor cubano Alejo Carpentier, uno de los personajes más notables de la literatura latinoamericana, llamó a La Habana la Ciudad de las columnas, por todas aquellas que bordeaban las calles de la capital y sostenían amplios portales.

El edificio Focsa marcó el comienzo de la era de los edificios altos habaneros,  el cual se consolidó en su momento, como la segunda construcción más alta de hormigón en el mundo, solo antecedida por el Edificio Martinelli, de Sao Paulo.

La calle más estrecha de La Habana es conocida como el Callejón del Templete, y esta ubicada detrás del histórico monumento de igual nombre, que indica el lugar exacto donde fue fundada La Habana el 16 de noviembre de 1519.

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