La llamada reina del repentismo, dejó de existir en La Habana a la edad de 64 años.
Juana Tomasita Quiala Rojas, considerada una de las más importantes figuras del repentismo en Cuba y aquejada desde hace algunos meses de un enfermedad cardiovascular, falleció este jueves en La Habana a los 64 años de edad.
Nacida en 1960 en Banes, Holguín, se dio a conocer a través del movimiento de aficionados y comenzó su carrera profesional en La Habana en 1986, en la empresa comercializadora de la música y los espectáculos Antonio María Romeu.
Su peculiar estilo de interpretar las tonadas, su gracejo popular y su agilidad para la improvisación, la convierten en una abanderada de la presencia femenina en el género y un ejemplo de voluntad y consagración al arte.
Su condición de invidente no le impidieron conquistar el respeto de sus colegas y el cariño y la admiración del pueblo, y además escribió cuentos, poemas y canciones, así como actúo en España, Portugal, Colombia, México y Argentina.
Mereció las distinciones Antero Regalado de la ANAP y la 23 de Agosto de la FMC, el Bastón de Cristal y el Sello por la Rehabilitación, concedidos ambos por la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales de Cuba.
Recibió también los Premios Iberoamericano Indio Naborí, del Centro Iberoamericano de la Décima, el Verso Improvisado, el Nacional de Cultura Comunitaria, y la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato del ramo.
Bautizada por sus colegas como la cieguita maravillosa y la reina del repentismo, se erigió como un indiscutible símbolo de talento y autenticidad y con su deceso, pierde Cuba a uno de los artistas más genuinos y comprometidos de la música.