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Representó a Cuba en cuatro torneos mundiales amateurs entre 1939-1943.

Alcanzó 79 victorias durante su carrera

El sensacional Pedro Natilla Jiménez, fue una de las grandes figuras del béisbol cubano como eficaz lanzador y excelente bateador antes de 1959 y tras su retiro como jugador activo devino destacado entrenador y director de equipos.

Natural del municipio de Santa Cruz del Norte, sus vínculos con el béisbol fueron llevando cantinas de su casa a los trabajadores del central Hersey, escapándose en múltiples ocasiones para presenciar los juegos en el estadio del batey.

Allí lo descubrió Joaquín Viego, manager de la novena del ingenio azucarero, quien quedó impresionado con su físico, y logró convencerlo para que interviniera en las jornadas de entrenamientos en días alternos como receptor de prácticas.

Al verlo tirar Viego le recomendó desempeñarse como pitcher por su fuerza en el abrazo, y aunque era muy descontrolado, su dedicación y perseverancia lo encaminaron a planos estelares desde su debut con el Hersey el 16 de mayo de 1936.

A partir de ese momento le proporcionó a su conjunto el Hersey Sport Club tres campeonatos seguidos en la Liga Atlética Amateur en los años 1938, 1939 y 1940 y en esa época resultó uno de los mas distinguidos del montículo.

Fue declarado como el mejor jugador en 1938, con una campaña fabulosa de 15 victorias y un revés en la serie criolla, Campeón Occidental-Central, luego de imponerse al deportivo Cárdenas tirando tres lechadas de forma consecutivas.

En esos partidos propinó 30 ponches y un no hit no run, gracias a su tremenda velocidad y una curva muy pronunciado hacia abajo, su lanzamiento predilecto para salir adelante en los momentos decisivos con coraje y valor impresionantes.

Interviene representando a Cuba en cuatro mundiales amateurs 1939-1943 y en unos Juegos Centroamericanos Panamá 1938, acumulando 9 victorias y 1 revés, donde trabajaba como abridor relevista e incursionaba como bateador.

En el campeonato mundial de 1939 en extra innings de 10 entradas vence a Nicaragua 4 a 3 en un reñido enfrentamiento frente a José Luis, el chino Menéndez, para convertirse en el primer serpentínero en ganar para Cuba un partido a ese nivel.

En ese evento consigue el liderazgo de los lanzadores con tres éxitos sin derrotas y promedio de 0.95 carreras limpias y luego se destacó en las Ligas Menores de Estado Unidos, hasta su regreso definitivo a la mayor de las Antillas.

A partir de 1962 se destacó como técnico, entrenador, scout y director de equipos en el en Oriente y Las Villas, donde alcanzó su mayor su legado y estuvo al lado -asesorando y enseñándole su sabiduría- del novato director de 21 años Servio Tulio Borges.

Fue el descubridor y mejor entrenador de varios destacados peloteros, entre ellos José Antonio Huelga y Antonio Muñoz, quienes en determinado momento se convirtieron en el mejor lanzador y bateador del béisbol en Cuba, respectivamente.

Su apodo Natilla proviene de su padre, el cual en un descarrilo ferroviario, engulló unas 19 raciones de natilla a falta de otra cosa que comer, y entonces a escondidas sus compañeros de trabajo le decían Natillón, ya que temían se molestara.

Víctima de una insuficiencia renal crónica, Pedro “Natilla” Jiménez, falleció, el 8 de marzo de 1979 en el Hospital Camilo Cienfuegos de La Habana, a los 61 años y fue sepultado en el cementerio de Jaruco, donde vivió sus últimos años.

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