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Primer cubano en jugar béisbol profesional en Japón.

Roberto Barbón se convirtió en el primer infield en la Liga del Pacífico en anotar 100 carreras en una temporada.

El cubano Roberto Barbón arribó a Japón en 1955 con la intención de permanecer dos años como jugador en el béisbol profesional de ese país , pero se quedó para siempre y allí escribió una impresionante y brillante historia.

El país no era la tercera economía mundial que es hoy día y distaba mucho serlo, a solo diez años de terminada la Segunda Guerra Mundial de la que el gran imperio salió derrotado y ocupado por el ejército de Estados Unidos.

Salió de Estados Unidos donde había jugado béisbol clase C. para viajar a Hawái y de ahí a Midwest, hasta llegar a Tokio, luego de tres días de viaje en total, y aún faltaban diez horas en un tren con una locomotora antiquísima para llegar a Osaka.

Mucho ayudó a Barbón su carácter alegre y jovial y poco a poco, día a día, fue aprendiendo el complicado idioma japonés, ya que por fortuna él sabía algo de inglés y eso lo sacó de aquel aprieto en los primeros tiempos de su arribo.

También a que lo llamaran Chico-San, apelativo por el cual lo conoce todo el mundo en en la tierra del Sol Naciente, a raíz de que a los lugareños les costaba un enorme trabajo pronunciar su verdadero nombre y todavía cuesta.

En el momento de entrenar surgió otra dificultad, la longitud de los trabajos de preparación. “Duraban seis y siete horas, con algunos pequeños intervalos, no como en Estados Unidos, que son mucho más cortos”.

Es muy difícil adaptarse al país y por eso, cuando veo a un extranjero aquí, siempre le digo que si no se adapta no podrá jugar. Tienes que hacer lo que te digan”, declaró en una entrevista a la agencia de noticias Kyodo.

En 1955 se unió a los Bravos de Hankyu, los precursores de los actuales Búfalos de Orix, para quien todavía trabaja.

Nunca había jugado en Cuba y casi todos los lanzadores soltaban la bola por debajo del brazo, estilo totalmente desconocido en occidente y en más de una ocasión le hizo swing a un envío y la pelota aún no había llegado al plato.

La mayoría de los jugadores extranjeros en Japón duran a lo sumo un par de años y luego regresan a su país, incapaces de aclimatarse a una nación con gustos y costumbres tan diferentes, pero Barbón jugó por espacio de 11 años.

Quizá el secreto haya sido su disciplina individual seguida en una nación donde se valora altamente el cumplimiento estricto del deber, ya sea en el trabajo o en el estudio, donde Barbón fue un ejemplo de entrega en el diamante.

El matancero –hijo de un cortador de caña, nacido en un hogar humilde con otros 11 hermanos– era un excelente jugador de cuadro, tanto en la segunda base como en el campo corto, aunque no era un hombre de fuerza al bate.

Sobresalió por su velocidad al correr y devino durante tres años consecutivos líder en bases robadas y las 55 estafas del año 1956 constituyen una marca para un extranjero que aún perdura, según precisa un reportaje del diario Granma.

En su año de debut en el profesionalismo consiguió conectar 163 imparables y 13 triples, y con los Bravos de Hankyu acumuló de por vida un total de 308 robos, para convertirse en puntero entre todos los beisbolistas foráneos en Japón.

Fue el primero jugador en alcanzar la marca de los mil indiscutibles y es también el segundo extranjero en cantidad de partidos, con 1 353, superado únicamente por el venezolano Alex Ramírez, quien mantiene el récord de 1 744.

Participó en dos Juegos de Estrellas de la Liga del Pacífico y al retirarse totalizó 1 123 imparables con promedió 241 en 4 666 veces al bate, además de 644 carreras anotadas, 166 dobletes, 52 triples y 33 cuadrangulares.

Llegó al mundo en la ciudad cubana de Matanzas el 13 de marzo de 1933–Roberto Barbón, (Chico San) tiene 86 años de edad, de ellos 64 vividos en Japón, donde fundó una familia y sigue trabajando como traductor y profesor de béisbol.

Fuente/Fotos: Periódico Granma/Las Ligas Menores.com

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