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Genio del timbal admirado por famosos de Hollywood, como Marlon Brando y Errol Flynn.

Shueg Silvano

Marlon Brando quizo llevarlo a Hollywood y a punto de partir, El Chori, fue a tomarse un café y desapareció. (Foto: La Rumba…)

Silvano“Chori” Shueg, pintoresco personaje radicado en La Habana, nació en la oriental ciudad de Santiago de Cuba el seis de enero de 1900, para convertirse en figura popular en los años 50 del siglo XX  por una especie de graffitis escritos en paredes, aceras, e incluso en medio de las calles de la gran urbe.

Este individuo de profesión percusionista se hacia llamar por el sobrenombre de Chori, que escribía con tiza blanca y letra extremadamente pareja en los más insospechados sitios, por lo general áreas muy transitadas por el público y ubicadas en importantes arterias comerciales capitalinas

Llegó a La Habana en 1927 y sobresalió como músico por su peculiar manera de tocar los tambores, timbales y cencerros en varios cabaret de la concurrida playa de Marianao, y llegó a formar parte del elenco de las películas “La Pandilla del Soborno” y “Un Extraño en la Escalera”.

El Chori carecía de recursos y de instrucción, solía comer en el restaurante La Zaragozana y le sacaba música a cualquier objeto, con los artefactos más inverosímiles armaba un espectáculo frente al público interpretando todo tipo de melodías, como un genuino showman.

Una de sus graffitis en medio de la calle. Foto: Desmemoriados)

En busca del este genio del timbal llegaron a estos lugares Ernest Hemingway, Marlon Brando, Imperio Argentina, Benny Moré, Cab Calloway, Errol Flynn, Agustín LaraMaria Felix, Tito Puente, Josephine Baker, Pedro Vargas y Gary Cooper, asi como los mafiosos Meyer Lansky y Lucky Luciano, entre otras celebridades de la época.

En 1963 se unió al grupo musical Los Tutankamen, formado por viejos intérpretes y era asiduo asistente a la peña musical del conocido Sirique, que se desarrollaba los domingos, donde aportaba sus toques, gestos y voces peculiarísimos.

Murió en abril de 1974 en su cuarto de solar de Egido 723, pero resulta curioso y un tanto envuelto en el misterio, que signos similares a los estampados por este singular personaje, aparecieran nuevamente a fines de las décadas del 70 y principios del 80 en las aceras de los municipios de La Habana Vieja y Centro Habana.

El Chori, autor además de los sones “La Choricera” y “Hallaca de Maiz”, devino auténtico precursor del graffiti contemporaneo, y dicen que el puertoriqueño Tito Puente, uno de sus admiradores, viajó a Marianao a conocerlo y apreciar su talento y luego incorporó a su repertorio gestos y malabares del cubano en el Palladium de Nueva York.

En 1932 el célebre compositor norteamericano George Gershwin llegó a La Habana con un grupo de amigos y sintió atracción por la vida musical habanera en particular la Playa de Marianao, y breves ya hablaba de la locura que era El Chori ante los timbales.

Impactado por sus experiencias habaneras más tarde Gershwin compone su pieza sinfónica Cuban Overture, en la que incluye fragmentos de los famosos Echale Salsita (Ignacio Piñeiro) y El Manisero (Moisés Simons), cuyas versiones más impactantes probablemente escuchó tocadas por El Chori.

Fuente: The Cuban History

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