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Los lugareños lo llaman el bosque de los espíritus.

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En los pueblos costeros como en otros tierra adentro en el verde caimán antillano, proliferan anécdotas que llegan a convertirse en leyendas, y se trasmiten luego de una generación a otra, como ocurre con el bosque de Cayo Jutía.

El paraje de gran belleza está ubicado en Caibarién, en la costa norte de Cuba, y cuenta con una arboleda muy útil para la extracción de carbón vegetal, pero se mantiene intacta por una fábula sobre a la existencia de espíritus que la protegen.

Dicen los lugareños que en la década del 40 del siglo 20, llegó hasta allí una familia que pretendía cortar la madera y aprovechar las propiedades de un islote casi virgen, pero según el imaginario popular algo ocurrió, aun envuelto en el misterio.

Hasta el cayo llegaron los forasteros cuando caía la noche y esperaron al amanecer para iniciar la tarea pero cuál no sería la sorpresa, cuando al picar los primeros troncos escucharon el lamento de una mujer y el llanto de niños.

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Los leñadores siguieron el sentido de los gemidos y en la punta del cayo encontraron cinco cruces  clavadas en la tierra, y entonces aquella extraño suceso, provocó la renuncia a cortar la leña y motivó el rápido retorno a tierra firme.

De regreso a la ciudad contaron lo sucedido a los vecinos, quienes narraron que hacía años, allí se había ahogado una mujer y sus cuatro hijos y desde entonces sus quejidos servían de resguardo contra quienes intentaran derribar árboles de ese sitio.

Fuente/Fotos: Agencia Cubana de Noticias

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