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Cada año se administran cerca de cinco millones de dosis de vacunas contra 13 enfermedades.

El Programa de Inmunización de Cuba se creó en 1962, cuando las enfermedades transmisibles —entre ellas las prevenibles por vacunas— eran la principal causa de morbilidad y mortalidad en la población infantil.

Su organización y ejecución ininterrumpida permite que seis enfermedades, dos formas clínicas graves y dos complicaciones graves estén eliminadas, y las restantes mantengan tasas de incidencia y mortalidad que no constituyen un problema de salud.

Anualmente, en Cuba se administran, en promedio, cuatro millones 800 mil dosis de vacunas simples o combinadas que protegen contra 13 enfermedades, incluida una pentavalente cuyos cinco componentes son de producción nacional.

La vacunación antipoliomielítica oral en la campaña de 1962 fue la primera experiencia en la Región de las Américas con participación comunitaria e intersectorial y el país, pionero en eliminar la enfermedad y ahora toda la población menor de 70 años está protegida.

Actualemte investigaciones cubanas inciden en el Programa Mundial de Erradicación de ese mal, mientras la vacunación universal antihepatitis B después del nacimiento se cumplió 19 años antes de la meta fijada por la OMS empleando una vacuna nacional.

la vacuna VA-MENGOC-BC, primera del mundo contra el meningococo B, creada por dos eminentes científicos, constituye una de las grandes hazañas cubana, que mereció medalla de Oro de la de Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

La historia de la inmunología del pequeño caimán antillano, se consolida ahora con producción de cinco candidatos vacunales contra el Covid-19, que convierte a la nación en  la única de Latinoamérica en conseguir tamaño resultado.

En la mayor de las Antillas, la vacunación es gratuita, de acceso universal, está integrada en la atención primaria de salud, y el compromiso y la voluntad política con la salud de la población se vehiculizan mediante un sistema integral.

La información y la vigilancia epidemiológica son sistemáticas, confiables y sensibles y se alcanzan coberturas de vacunación por encima de 98% en todas las vacunas y la población tiene un nivel inmunitario alto, a diferencia de otras naciones.

En la nación, además están eliminadas por vacunas, la rubeola, el sarampión y la parotiditis (1993), el tétanos neonatal (1972), difteria (1979), y la tos ferina (1994), entre otras y ninguno de esos esquemas se detuvo a pesar de la incidencia del coronavirus.

Con anterioridad a 1959, la única vacuna que se aplicaba en la mayor de las Antillas con cierta regularidad era el antídoto contra las formas graves de la tuberculosis, y la cobertura a escala nacional no superaba el cinco por ciento.

La Organización Mundial de la Salud ha concedido importancia a la fabricación de vacunas propias en los países en desarrollo que satisfagan necesidades locales y considera que esta estrategia podría también contribuir al suministro global de estos fármacos.

En Cuba el 98 por ciento de los gastos del Programa Nacional de Inmunización son asumidos por el Gobierno y el Estado y solo el 2% restante lo aportan organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud y la UNICEF.

Fuente/Foto: CubaSí

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