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La historia de un héroe olvidado

HERSHEY MILTON MAQUINISTA PRIMERO 1

El patrimonio ferroviario cubano cuenta con 36 locomotoras de vapor, fabricadas en el siglo XIX y primera década del XX, 35 de ellas son de fabricación norteamericana.

Perico Bermudez fue miembro del Ejército Libertador durante la guerra de independencia de Cuba, y en 1920 devino el primer fogonero y maquinista de las locomotoras a vapor adquiridas por el ferrocarril del Central Hershey, ubicado en Santa Cruz del Norte.

Aquel hombre condujo ese medio de tracción desde el embarcadero en las afueras de La Habana hasta el patio del ingenio y estuvo durante algún tiempo manejando, pero el viejo patriota era analfabeto y no pudo prepararse como operario y perdió su puesto.

En octubre de 1926 un incendió de grandes proporciones provocado por un rayo durante un ciclón que azotó la isla, se generalizó en la destilería local y para evitar un desastre mayor era necesario sacar un tanque de alcohol que se encontraba en las cercanías del siniestro.

Solo podía lograrse mediante la utilización de una locomotora y como el riesgo era grande ningún maquinista de escuela se atrevía a correrlo, y entonces Perico Bermúdez, haciendo gala de su coraje de mambí, se ofreció como voluntario y condujo la máquina sin ayuda.

En una compleja operación que requería varias maniobras pasando repetidas veces del calor de la locomotora y las llamas al frío y el viento que producía el temporal,  aquel héroe, unas veces como maquinista y otras de fogonero, logró evitar el desastre.

A raíz del hecho, Perico contrajo una grave dolencia pulmonar con posteriores complicaciones, de la que nunca se recuperó y en 1927 falleció, para convertirse en la primera víctima de un accidente laboral en la red ferroviaria del central Hershey.

La compañía norteamericana, propiedad del mundialmente famoso Milton Hershey, en reconocimiento al valor de aquel hombre, emitió un documento que declaraba que todos familiares del difunto y descendientes hallarían trabajo siempre en el emporio ferrocarrilero, y así fue.

Liberato comenzó como aguador de una Brigada de Vías y Obras, hasta llegar a maquinista y caracterizarse por su amor a la locomotora número dos y la puntualidad heredada de su padre, mientras Bienvenido fue nombrado mensajero, del dueño del ingenio.

Fuente: Boletín cultural Santa Cruz del Norte

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