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Entre el encanto, la magia y el misterio. 

El proyecto de reparación mereció el Premio Nacional de Restauración 2010.

A la entrada de la Quinta Avenida del otrora exclusivo barrio de Miramar, al oeste de la capital cubana, se encuentra la popularmente conocida Casa de las Tejas Verdes, una de las mansiones más atractivas y suntuosas de la ciudad.

La residencia que antaño fue motivo de especulaciones por su cierto aire de misticismo y entró en el imaginario popular habanero, que le adjudicó las más sorprendentes historias de amor y asesinatos es obra del arquitecto José Luis Echarte.

Erigida a principios del siglo XX con estilo del Renacimiento alemán, la más antigua información sobre el inmueble se refiere justamente al terreno en el que posteriormente se edificó, que en 1911 pertenecían a la finca La Miranda.

Las tierras propiedad de José Manuel Morales pasaron por diferentes dueños, hipotecas y subastas hasta que en 1925 fueron adquiridas por Albeto de Armas y ya para esa época a Miramar se le consideraba una ciudad jardín, con opulentas viviendas.

Emplazado en la calle 2, con fachada de volúmenes y formas geométricas entrelazadas, obra culminó de construirse en noviembre de 1926 y y contaba originalmente con tres plantas, ventanas abuhardilladas y torrecilla en forma de cono.

Construida de mampostería, paredes de ladrillos y pisos de mármol, sus techos de pendiente exagerada, estaban recubiertos por tejas americanas de color verde, sin lugar a dudas su elemento más singular y llamativo.

Luisa Rodríguez y Faxas vivió 56 años en la Casa de las Tejas Verdes.Foto: (habana.com)

El primer piso de portal corrido, disponía de tres frentes, jardín, sala, un hall de entrada, comedor, un salón biblioteca, baño y cocina, así como pantry, garaje en el sótano para cuatro vehículos, un lavadero y un cuarto de servicio.

La segunda planta tenían un hall, cinco cuartos, tres baños, cuatro closets, y la tercera planta un vestíbulo, una  de recamara familiar con su cuarto de baño, y tres locales para la servidumbre con un baño y en la cúpula dos salones para carpintería y muebles.

Una escalera en forma de caracol comunicaba las pisos altos; mientras, las habitaciones principales se conectaban a través de una escalinata helicoidal enchapada con piezas de mármol de Carrara y baranda de hierro con pasamanos de madera.

En noviembre de 1943 la propiedad pasó a manos de Luisa Rodríguez y Faxas, quien con solo 20 años ocupó la casa hasta el final de sus días en 1999, y dicen que vivió entre fantasmas, espíritus, brujas, magias y encantamientos.

Con los años, a causa de la falta de mantenimiento y envejecimiento, la edificación llegó a tener un deplorable estado técnico y en 2005 fue sometida a un minucioso proceso de restauración a cargo de la Oficina del Historiador de La Habana.

La Casa de las Tejas Verde de Miramar, ahora Centro Promotor de la Arquitectura Moderna y Contemporánea, el Urbanismo y el Diseño Interior, agradece antiguas historias creadas por el imaginario popular y es un sitio que guarda el pasado y sueña el futuro.

Fuentes: DCUBANOSTodoCuba

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