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Los animales salvajes buscan espacios en las grandes urbes estadounidense en detrimento de la tranquilidad ciudadana.

Los coyotes han colonizado la mayor parte de la ciudad norteamericana de Chicago, tras establecerse sin ser vistos por los seres humanos en lo que se considera un paulatino proceso migratorio, mientras entendidos en el tema predicen que Ottawa (Canadá) pronto será invadida por esos animales salvajes.

Al parecer se adaptan muy bien a la vida urbana – comiendo bien y procreando cachorros sanos- por lo cual no tienen ninguna razón para volver a los bosques, segun el biologo  Stan Gehrt, quien observó como la población creció a un estimado de dos mil animales en los últimos dos años en zonas poblados de Chicago.

Las investigaciones del especialista comenzaron en 2000 en la citada urbe estadounidense y aunque al principio pensó que la cantidad de estos mamíferos sería escasa, cuando atrapó algunos y les colocó collares para rastrearlos, se hizo evidente que eran más de lo que esperaba y estaban en proceso de reproducción.

Una pitón de los Everglades miamense puede medir hasta ocho metros y llegar a pesar 100 kilos.

En Estados Unidos se está dando un extraño fenómeno relacionado con la irrupción de animales salvajes como el halcón de cola roja, coyotes, mapaches, alces, pumas y aligatores (especie de cocodrilo) que se están urbanizando, lo cual llama a la reflexión y deja planteada una gran intriga que los especialistas deberán resolver.

Los coyotes ponen en jaque a los ciudadanos, los mapaches no sólo escudriñan en los tachos de basura en busca de comida, los venados y gansos también son visitantes frecuentes, los alces se han convertido en una amenaza en las rutas de carretera y cuando se trata de visitas menos amigables los pumas y los aligatores son los más temidos.

En Florida las serpientes Pitón birmana se aproximaron a las áreas urbanas al escasear venados, pájaros, tortugas y caimanes, alimentos básicos de su dieta en los Everglades y en el año 2009 las autoridades prohibieron su venta y compra, después que una niña de dos años muriera estrangulada por uno de esos reptiles.

A medida que los encuentros entre seres humanos y animales salvajes se hacen más habituales, el peligro es mayor, porque ni unos ni otros saben muy bien qué hacer en esos casos, en medio de  una situación de cambio filosófico para la gente que hasta se pregunta que sucedería si estos furtivos vecinos aprenden a no temerle.

Fuentes: ANCA 24 y Minutouno.

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