Con el restablecimiento del horario normal del meridiano de Greenwich en Cuba a partir de la mediana noche del sábado 31 de octubre de 2010 concluyó por esta etapa el cuadro de verano, una práctica propuesta en el siglo 18 por el inventor norteamericano Benjamin Franklin y generalizada en el mundo a partir de 1916.
En Cuba el horario normal sólo tiene una duración de unos cinco meses.
Con más de 11 millones de habitantes la isla caribeña aplica anualmente el horario veraniego desde 1963, en el empeño de aprovechar la luz solar entre las cinco de la tarde y nueve de la noche, por cuyo concepto se logra un uso racional de las fuentes convencionales de energía.
Ese es una guía internacional que en la mayor de las Antillas, comenzó a utilizarse en 1939 y luego de abandonarse durante la Segunda Guerra Mundial, volvió a retomarse a principios de la década de los 60, en el período que media entre marzo y octubre de cada año con el fin de ahorrar electricidad.
En momentos de aguda crisis económica mundial la introducción del horario normal en el archipíelago cubano en la temporada invernal, durante la cual las noches son mucho más largas, no es más que una alternativa dirigida a disminuir el gasto del vital recurso en el llamado “pico eléctrico”en hogares y centros laborales.
