En octubre el índice de desempleo alcanzó 10,2 por ciento,en Estados Unidos, el más alto en la historia, lo que quiere decir que suman casi 16 millones los parados.
El mundo está cuajado de incautos, y lo más alarmante es que no tienen ni la más mínima intención de cambiar y convertirse en personas con sentido común, dispuestas a hacer de sus vidas un conjunto de hechos que les permita ver más allá de sus narices y no dejarse embaucar por otros descabezados .
Ahora unos cuantos sabiondos, con etiqueta de analistas, intentan nublar la mente de algunos, con el cuento de que muy pronto la crisis económica desaparecerá, sin valorar que en términos de desempleo se alcanzan niveles sin precedentes en los principales paises desarrollados, con una tendencia a seguir agudizandose.
El mercado de trabajo sufre uno de sus peores momentos y no pienso que el dilema pueda resolverse en unos cuantos meses, como el oficio de soplar y hacer botellas, porque incluso quienes conservan sus puestos lo hace por bajos salarios y ni pensar en aumentos en estos tiempos de desastre absoluto y prolongado.
Con la inminencia del despido o la reducción de horarios, nos levantamos cada día y todavía tenemos que soportar que unos cuantos adivinos de pacotilla hablen de futuras mejoras y que los medios de comunicación presten atención a esas sarta de boberías y falsas expectativas en detrimento del público..
El pesimismo es sin dudas un sentimiento nada positivo, pero el optimismo resultan en muchos casos negativo, por cuya razón recomiendo pensar con sentido práctico y tratar de enfrentar la realidad con luz propia, dejando a un lado las absurdas y estupidas ideas de otros, de un pronto regreso a los buenos tiempos.
Los pobres nunca hemos tenido buenos tiempos, por eso pienso que la frase resulta engañosa y no refleja intenciones honestas, por que regresar a lo anterior es volver a meternos irremediablemente en las patas de los caballos y caer en las redes de aquellos que convierten nuestras vidas en una verdadera zozobra.
Claro que cambiar este estado de cosas resulta imposible en las condiciones actuales y es de suponer que siempre el tiburón engullirá a la indefensa sardinita, aunque la situación retorne a la normalidad, como todos esperamos, que sin ser un entendido en las finanzas, no considero se logre a corto plazo, sino en el tiempo fijado.
Es difícil vivir la incertidumbre de no encontrar trabajo, de perderlo todo de la noche a la mañana, de sentirse agobiado por las deudas, y en esa circunstancias se encuentran miles de personas en los Estados Unidos, pero lamentablemente la recuperación de la economía mundial, no está al doblar de la esquina.
Esa es la triste realidad y no queda otra alternativa. Ya vendrán tiempos mejores. Interprete como suya la desgracia de otros que quizás estén en peor situación.Rompa de inmediato con falsos augurios y continue luchando contra las adversidades, sin mirar atrás y busque que hacer ante tanta basura.
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