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Con pasión y sin prejuicios.

La Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la Liga Pequeña de Béisbol Internacional (LLBI, por sus siglas en inglés) rubricaron un Memorando de Entendimiento que permitirá la participación de Cuba en los eventos del Caribe y en la Serie Mundial de ese circuito.Foto: Tomada de ESPN

Como una telenovela, pero de duración infinita, reciben los aficionados (en la isla o fuera de ella) cada capítulo que protagoniza el béisbol cubano. La Serie Nacional, los torneos internacionales, los topes de la selección de turno, el movimiento de jugadores y técnicos, las noticias –dentro y fuera–, son acciones de esa trama que los tiene en suspenso, esperando el milagro de la resurrección en el deporte nacional.

Los dos últimos acontecimientos de la presente temporada son: el acuerdo entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y las Pequeñas Ligas de Béisbol Internacional (LLBI, por sus siglas en inglés); y la designación de Rey Vicente Anglada como director de la selección que representará a Cuba en los Juegos Panamericanos de Lima y, posteriormente, en el torneo Premier 12.

Ambos anuncios tuvieron amplia repercusión en los medios y en la afición; e impactarán, aunque de distinto modo, con plazos temporales diversos, en el universo local de las bolas y los strikes.

El acuerdo entre la FCB y la LLBI debe resultar muy provechoso para el béisbol nacional, pues puede ayudar mucho a cimentar ese deporte en la isla desde las primeras edades, desde la base. Según declaraciones de Stephen Keener, presidente de la Little League Baseball International:

“[e]ste programa no es solo para que los niños cubanos participen en el campeonato de las Pequeñas Ligas. Esta es una organización internacional que tiene la obligación de ayudar al desarrollo del deporte. Es por ello que a través de conversaciones con muchas personas logramos llegar a un acuerdo para poder traer recursos a Cuba. Esto pudiera ser a través de equipamiento, la preparación de entrenadores y la reparación de los terrenos de béisbol”.

En correspondencia con el documento firmado, Cuba deberá crear una organización de Pequeñas Ligas para desarrollar sus torneos territoriales y nacionales basados en el lugar de residencia de los niños peloteros, una tarea inmediata para la FCB.

En los territorios se implementarán las regulaciones establecidas para la elegibilidad y el registro de los jugadores, a fin de que el equipo ganador pueda competir en los torneos –nacional y regional– de la Liga Pequeña de béisbol del Caribe, y en la Liga Pequeña de béisbol de la Serie Mundial en Williamsport, Pensilvania, Estados Unidos. Los participantes en esa liga infantil no podrán sobrepasar la edad de 12 años.

La otra novedad reciente del planeta béisbol, en el ámbito de casa –el anuncio de Rey Vicente Anglada para dirigir el equipo Cuba–, tuvo una alta dosis de suspenso, está más ajustado a ese ingrediente de telenovela apuntado. Y aunque para unos era una jugada cantada, para otros fue una sorpresa.

Las sucesivas derrotas de las selecciones cubanas en torneos internacionales fueron creando un malestar que tocó fondo en la pasada Serie del Caribe y, como suele pasar en el mundo deportivo, las cabezas de los directores son las que primero ruedan. Solo que ahora la afición –y no solo ella– esperaba que también cayeran las de más arriba.

No fue así, los cabezones tenían bajo la manga una buena carta: el acuerdo con las Pequeñas Ligas, presentado como un triunfo de su cosecha. Después de ese informe, con esa aureola de optimismo, llegó el turno de anunciar, tanto al nuevo director del equipo Cuba como a la preselección de los peloteros que lo integrarán.

Pero el director no podía ser cualquiera. Descartados los que habían fracasado antes, los muy obedientes, los que no parecían managers sino figuras de un libreto elaborado en las alturas, las miradas se fijaron en el carismático Anglada, exjugador mítico, multiganador con el conjunto más difícil de dirigir en Cuba, y estratega victorioso también con selecciones nacionales.

Rey Vicente Anglada fue designado director de la selección que representará a Cuba en los Juegos Panamericanos de Lima y, posteriormente, en el torneo Premier 12.Foto: Tomada de SwingCompleto Béisbol Cubano

Como igualmente posee carácter, personalidad, todo estaba claro. Una prueba de su fuerza es que negoció –exigió es más exacto– que le permitieran dirigir a Industriales en la próxima temporada, y elegir personalmente su cuerpo técnico. Santa Palabra.

La tarea que tienen por delante Anglada y sus colaboradores es bien ardua. Porque, para curarse en salud, para que no los culpen de exclusiones, los dirigentes (léase: la FCB y la Comisión Nacional de Béisbol) pusieron en sus manos una amplísima preselección de 63 peloteros, compuesta por 8 receptores, 18 jugadores de cuadro, 12 jardineros, y 25 lanzadores. (Este redactor se pregunta qué pasará con Juan Carlos Torriente que no está incluido, y no le satisface la razón brindada en la conferencia de prensa).

Después que resulte integrada la selección, luego de entrenamientos y fogueos diversos, viene la primera prueba de fuego, los Juegos Panamericanos de Lima. Más adelante, en noviembre, llega el examen más exigente, el más difícil, el Premier 12 para buscar puesto en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Esa es harina de otro costal. Si la selección solo puede contar con los peloteros que hay actualmente en la isla, la clasificación para los Juegos Olímpicos parece un listón muy alto. ¿Será alcanzable?

Habrá un largo recorrido de ocho meses hasta el Premier 12, con la Serie Nacional de por medio. Tendrán mucho trabajo peloteros y técnicos. Es importante que la selección sea justa, que estén realmente los mejores, que queden atrás viejos vicios, nocivos patrones que han perdurado, que el entrenamiento no sea excesivo para que los jugadores no lleguen a la competencia cansados, sino en el momento óptimo. Si eso se logra, ¿quién sabe?, como dice el viejo refrán, “la pelota es redonda y viene en caja cuadrada”. (2019)

 

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