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La ciencia y el amor hicieron lo suyo para derrotar a la mortifera enfermedad en un hospital de la Isla.

Seres supremos que salvaron a Lianne

La lactante Lianne Pérez Echevarría es para el colectivo del Hospital Doctor Antonio Luaces Iraola, la primera experiencia de enfrentamiento directo a un virus, que por su novedad, es aún casi desconocido para la comunidad científica internacional.

Pero ciencia y amor hicieron lo suyo para derrotar a la COVID-19, que esta vez no pudo ser más fuerte que la acción de los protagonistas anónimos de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos de la ciudad cubana de Ciego de Ávila.

Se trata de un colectivo mayoritariamente femenino, abnegado, de alto nivel científico y un altruismo probado en los años que llevan devolviendo a la vida a niños amenazados por enfermedades de suma gravedad, según el portal CubaSí.

Sucede con frecuencia, cada vez que hay un niño grave y peligra su vida, pero el último caso tenía un agregado especial al ser una pequeña de nueve meses de nacida, portadora del virus SARS-CoV-2, que provoca el nuevo coronavirus.

La infante llegó al institución asistencial con un cuadro de crisis convulsiva. Su cuerpo se estremecía involuntariamente y de inmediato se le aplica el tratamiento médico indicado para estos casos y su pequeño cuerpo comenzó a reposar.

Al siguiente día se repiten las convulsiones, aparece una toma del estado general y es necesario trasladarla para un pequeño salón aislado de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, donde se le aplica ventilación asistida.

Entonces se indica la realización de una Tomografía Axial Computarizada (TAC) simple de cráneo, cuyo resultado se interpreta como una Meningoencefalitis viral, según también consta en el parte oficial del Ministerio de Salud Pública de Cuba.

Aunque al principio de su ingreso, la niña no presentaba signos de afección respiratoria, sus médicos estudiaron bien la clínica de su evolución y, con gran acierto, indicaron hacerle un PCR en tiempo real, que certificó padecer de la COVID-19.

Entonces todo cambió porque se estableció como tratamiento el protocolo indicado para estos casos de la enfermedad, el aislamiento que ya tenía fue más severo y se elevó el combate por salvarle la vida, a partir del nuevo diagnóstico.

El tratamiento intensivo fue aminorando la gravedad, el organismo de la pequeñita comenzó a responder favorablemente y ya va recuperándose bajo la constante vigilancia de un personal médico muy especializado en atención pediátrica.

Fuente/Fotos:CubaSi

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