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El más talentoso juglar de la poesía cubana.

El Ambia entregó una manera singularísima de apresar la calle, el barrio, la franqueza y la humildad.

Eloy Machado, el Ambia, poeta y cultor de la rumba en todas sus manifestaciones y cuya obra quedará como un testimonio de la resistencia de una cultura que nos enriqueció,  murió en el 28 de enero de 2019 en la capital cubana.

El más talentoso juglar de la poesía cubana, nació en La Habana en 1940 y conoció el hambre y la marginación en los solares y aprendió de la solidaridad de los pobres y de la participación combativa de muchos por la justicia social.

Guillén, Cintio Vitier, Onelio Jorge Cardoso y Barnet advirtieron tempranamente su originalidad y muestra de ello son las obras Camán lloró (1984), Jacinta ceiba frondosa (1992), Vagón de mezcla (1998) y Por mi pura (2003).

La lírica de su identidad espiritual llamó la atención de trovadores y rumberos y Juan Formell, uno de los grandes creadores de la música popular contemporánea, incluyó un poema del Ambia en una de sus piezas de mayor impacto.

Salvó como nadie la tradición poética de lo mejor de nuestra raíz africana, al decir de Miguel Barnet y en 1985 fundó en la Uneac La peña del Ambia, donde dos veces al mes se presentan allí las agrupaciones rumberas más relevantes del país.

“Asere digo yo”.
Asere digo yo con el argot de mi pueblo
asere te digo yo que vengo de Etiopía
asere cincel y maceta serrucho, clavo
y martillo comparsa de mi sudor.
Asere te digo yo con el calor de la fragua que respiro
con la razonabilidad del viento sin soplar en contra.
Amo el sol del vocablo la palabra pueblo
por eso somos antero ñaña raíz de la hoja
por eso allí en el coco cacao donde la rumba de las balas tenía melao
allí estaba yo, el asere endabio con tremendo sentimiento.

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