Skip to main content

Investigaciones sin fundamento falsean la identidad del asno o lo confunden con otros menos populares.

El burro de Bainoa no era una rareza y nunca tomo cerveza

“El Burro de Bainoa” conocido en toda Cuba, España y otros sitios, es quizás el  animal de su especie más vilipendiado de los últimos tiempos, al influjo de irresponsables  investigaciones, que desvirtúan la realidad, incluso han llegado decir que carece de historia, o simplemente lo confunden con otros menos populares.

Son muchos los sitios que en Internet hace alusión al asno, atribuyendo a este características totalmente ajenas, como su afición a las bebidas alcohólicas, y de hecho considerarlo un borracho empedernido, al falsear su identidad y ubicarlo en el “Mirador de Mayabe” en la oriental provincia cubana de Holguín.

Es que lo asocian con el Burro Pancho, adicto a la rubia cerveza, pero otros autores ofrecen una visión idílica y hasta romántica, si se quiere, al plantear que el pollino bainoense, deambulaba de casa en casa, día tras día, en busca de alimentos y agua, confundiéndolo así con el orejudo Perico, de la central ciudad de Santa Clara, 300 kilómetros al este de La Habana.

Otras versiones en torno a El Burro de Bainoa, dicen que era un estibador de fortaleza descomunal, o un  acaudalado politiquero muy bruto que encendía tabacos con los  billetes sacados de sus bolsillo, pero todas enrarecen la verdadera historia del cuadrúpedo, que propició la fama del pintoresco lugar.

Lo cierto es que todos desconocen la paciente y afanosa labor del fallecido Osvaldo Correa, historiador del municipio habanero de Jaruco, distante unos 50 kilómetros al noroeste de la capital de la mayor de las Antillas, en relación con el “Burro de Bainoa” cuyo arribo al citado poblado está aún en el misterio.

En 1900, la compañía inglesa de Ferrocarriles Unidos de La Habana construyó el apeadero de Bainoa en la vía que rodaba hacia el oriente del país y allí empezaron a detenerse todos los trenes en ida o vuelta, para descargar mercancías, que carretones de tiro animal trasladaban a zonas circunvecinas.

Las investigaciones arrojaron que una familia de la zona de apellido Alentado, adquirió un ejemplar equino de tamaño mayor a sus similares, utilizado después como animal de trabajo, en un área próxima al andén de la estación del ferrocarril, en un punto de enlace, entre la capital de la isla y la provincia de Matanzas.

Los pasajeros de los trenes que circulaban por el camino de hierro en los albores del siglo XX  lo identificaron como “El Burro de Bainoa” hasta que un día desapareció, pero su imagen quedó en la memoria popular de los cubanos, que suelen evocarlo en cualquier lugar del mundo donde se encuentren.

Así de simple es la historia, pero en Bainoa, localizada en la llanura Habana-Matanzas, los invierno son muy crudos, y poblado de suelos ferralíticos rojos, tiene el récord nacional de bajas temperaturas con 0,6 grados celsius, registrado 1996.

Por eso en las gélidas noches de invierno, allí en lugar de chiflar el mono, “chifla el Burro”. Otro motivo para la fama de ese rinconcito cubano y  cuando alguien comete alguna torpeza, se suele decir en son de broma: “Ese es mas burro que El Burro de Bainoa”.

Fuente Museo Jaruco (Osvaldo Correa)