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Y habrá culpables que tendrán que pagar por su irresponsable proceder.

La negligencia provocó la muerte de tres niñas en La Habana el 27 último, pero cuando la prensa local intentó indagar, las autoridades del Ministerio del Interior y la Dirección de la Vivienda presentes en el lugar declinaron ofrecer declaraciones.

La anciana Amparo Marrero aguardaban a la mañana siguiente a que una brigada terminara de demoler la planta alta del edificio para colocar flores en el lugar donde perdieron la vida las compañeras de aula de su nieta, junto a ella.

Las desdichadas ensayaban la actividad para conmemorar el aniversario del natalicio de José Martí y al terminar, salieron entre las 4 y la 5 de la tarde  a “comprar helado”, justo en el momento en que se desplomara la pesada estructura.

Una madrugada del año pasado parte de esa misma edificación colapsó y “la brigada de demolición venía cada cierto tiempo”, “derrumbaba una parte y colocaban cintas perimetrales para evitar que las personas pasaran por los bajos.

“Pero la gente es negligente, las cortaban, incluso los chóferes, para no dar una vuelta de más, pasaban por encima. Después no quedaba nada que señalara el riesgo”, narra Marrero, “Imagínate, eran niñas y no tenían noción del peligro”.

Así las cosas, como si no importara lo que estaba sucediendo seguía el ir y venir de los transéuntes por aquella zona sin percatarse del riesgo que corrían, mientras las personas que tenía que reponer las señales de peligro nada hacían.

También demoraron mucho las labores de demolición y si bien es cierto que en La Habana Vieja hay una gran cantidad de inmuebles cuyo estado técnico es sumamente crítico, esta situación en ningún modo justifica la ocurrencia del trágico suceso.

Ahora el daño ya esta hecho y toca reflexionar, analizar e investigar y al terminar el proceso, cobrarle la cuenta a los irresponsables, pero aun así, nadie podrá calmar el dolor de los padres y familiares de María Karla, Lisnavy y Rocio.

Fotos:Global News

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