Era conocida como la Mata Hari cubana.
La Macorina tuvo cuatro mansiones y nueve automóviles.
María Calvo Nodarse o “La Macorina”, nació presumiblemente en 1892 en el poblado de Guanajay y aunque de su infancia se conoce muy poco, se sabe con exactitud que a los 15 años de edad huyó de su casa y se trasladó a La Habana.
Salió en compañía de su novio, el amor de su vida, pero las penurias económicas la hicieron abandonar su romance para entrar al mundo de la prostitución y su audacia y belleza le permiten irrumpir en los círculos más selectos de la sociedad capitalina.
jamás trabajó en un burdel y según se cuenta su personalidad atractiva y hermosos ojos la ayudan a convertirse en una de las rameras más elegante y famosa de la época y de esa forma comenzó una vertiginosa carrera hacia la opulencia.
Fue la amiga de ricos habaneros dedicados a la política y los negocios, entre ellos José Miguel Gómez, (conocido popularmente como “Tiburón”), a quien ayudó con su lealtad durante los sucesos conocidos como el ‘Alzamiento de La Chambelona’.
Su tren mensual de vida alcanzaba la nada despreciable cifra de dos mil pesos.
En una entrevista que le hizo el periodista Guillermo Villarronda para la revista Bohemia el 26 de octubre de 1958, ella declaró: “más de una docena de hombres permanecían rendidos a mis pies, anegados de dinero, suplicantes de amor”.
Se cuenta que en una ocasión, mientras María andaba por la acera del Louvre, un borracho dijo al pasar la bella mujer: ¡Ahí va la Macorina!, cuando en realidad quería decir La Fornarina como llamaban a la cupletista española Consuelo Bello.
La confusión de aquel desliz sirvió para acuñar el apodo que la acompañó durante su vida, que termino en medio de la más absoluta pobreza, viviendo en un cuarto alquilado en una casa familiar habanera, luego de acumular grandes riquezas.
María se mantuvo activa como hembra galante hasta 1934, dueña de caballos de carrera de pura sangre, atesoró pieles costosísimas y una considerable cantidad de joyas de incalculable valor y nunca abandonó su pasión por el automovilismo.
Murió el 15 de junio de 1977 en La Habana, tras convertirse en uno de los personajes más populares del país y la primera mujer cubana en aprender a manejar un automóvil y obtener licencia para conducir en los albores del siglo XX.
En su honor se compusieron dos temas musicales y una pintura de Cundo Bermúdez y fue inmortalizada en las famosas Charangas de Bejucal, mientras el asturiano Alfonso Camín, escribió el célebre poema “Macorina”.
La obra inspirado en la vida de María Calvo Nodarse (La Macorina) está incluida en su libro “Carey” que la cantante costarricense naturalizada mexicana Chavela Vargas transformó en una de las canciones más conocidas de su carrera.
Otros trabajos relacionados: Rey de Chulos La venus asesina, La hora en que mataron a Lola, La extraña muerte de Rachel K
