La crisis económica internacional, considerada como la peor de los últimos tiempos, se extiende a Cuba, con marcada incidencia en la distribución racionalizada de alimentos a la población del interior de la país, mientras sólo la Ciudad de La Habana escapa a la debacle, por la intención de guardar las apariencias en la capital.
En las provincias orientales escasean varios productos de la canasta básica familiar entregados por la tarjeta de abastecimiento, vigente desde los últimos casi 50 años, entre ellos el arroz y el azúcar, y según reveló una fuente que declinó ofrecer su identidad por temor a represalias, el café es necesario endulzarlo con caramelos derretidos.
La fábrica de confituras de Baracoa, cuya producción es destinada a satisfacer demandas en unidades del turismo internacional, se mantiene interrupta desde mediados de mayo último, por un incendio, que muchos opinan fue provocado intencionalmente en protesta por la situación imperante en el territorio nacional.
Por esa razón los moradores de la primera villa fundada por los españoles, tras la conquista y colonización de la isla, no reciben el pan, que debe expenderse diariamente y otro problema es la utilización del agua de un rio cercano para tomar y lavar la ropa, entre otros menesteres, por la prolonga falta de agua potable.
Actualmente Cuba, importa más del 80 por ciento de los alimentos que comsume su población, y según un despacho divulgado por la radio nacional, durante la recién concluida cosecha de tomates en la provincia de La Habana , principal abastecedora de la capital,se perdieron más de 180 mil quintales por la carencia de envases.
