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Una reliquia rodante, orgullo nacional, que yace moribunda y a punto de colapsar

Milton S. Hershey (1857-1945) fue el artífice de este museo con ruedas.

En los últimos años y cada vez con mayor frecuencia, para el tren eléctrico de Hershey, único de su tipo Cuba, resulta casi imposible cubrir toda su ruta tradicional, al menos, en el tramo final y de un tiempo a esta fecha su servicio está marcado por la inestabilidad.

El primero de mayo de 2017, en horas del mediodía y con unos cien pasajeros a bordo, partió de la ciudad de Matanzas con destino al costero poblado de Casablanca, en La Habana y esa fue la última vez que los yumurinos vieron el legendario convoy.

Desde ese día y por distintos motivos no ha entrado más, dice mientras señala en el libro de anotaciones Diosdado Macías, el operador de la hoy desolada y maltrecha estación de la barriada de Versalles, donde el añejo medio rinde viaje desde hace casi un siglo.

«Nunca más ha hecho el recorrido completo y tengo entendido que ahora mismo llega solo hasta Minas Margot, próximo a Corral Nuevo, dicen que por problemas con el tendido aéreo de alto voltaje que alimenta al tren», sostiene Macías.

Con preocupación, Lay Leiva, también trabajadora de la estación matancera, se refiere al mal estado de dicha instalación y a un cierto desamparo por parte de la administración de la Empresa, según el reporte difundido por el diario Granma.

Al cabo de casi cuatro décadas, el ingeniero Romilio Gutiérrez rememora que, aunque por lo general era un viaje algo fatigoso, los viajeros  disfrutaban de una vista espectacular del Valle de Yumurí y de otros encantos naturales del trayecto.

Este es uno de los medios empleado para la reparación de la red eléctrica y los pantógrafos de los vagones.

A veces varaba en el camino por algún fallo eléctrico o disminuía la velocidad a apenas 15 o 20 kilómetros por hora en no pocos tramos, pero aquellos imprevistos facilitaban a su vez apreciar la vida apacible de los campesinos que residen cerca de la vía, recuerda.

Los más beneficiados son aquellos que viven en poblados como San Juan, Dos Bocas, San Mateo, Río Blanco, San Adrián, Concuní, y otros muchos caseríos y poblados en toda esta región, lejos de la Vía Blanca y de la Carretera Central.

«Para esas pequeñas comunidades enclavadas monte adentro es el medio de transporte más importante, quizá la única forma de acceso para conectarse con La Habana y Matanzas. «Yo vivo aquí desde 1972 y mis hijas utilizaron ese tren para ir a la escuela».

Alfredo Hernández Ruiz, director adjunto de la Empresa Ferrocarriles de Occidente, en la provincia de Mayabeque, considera que en estos momentos no existen los recursos suficientes para rehabilitar de manera total el vetusto tren de Hershey.

El desafío mayor, explica, está dado por el deterioro del sistema eléctrico y la carencia del cable que conforma el tendido catenaria aéreo, desde donde el tren toma la energía para circular, un material que no se produce en el país.

Como evidencia de que existe voluntad por salvar el tren eléctrico, Ferrocarriles de la provincia pretende restablecer en los primeros meses de este año el tramo entre el pob Hershey, punto intermedio, y la estación de Playas del Este.

En un segundo momento, aseguró Hernández Ruiz, procurarán completar el trayecto que separa a Minas Margot de la ciudad de Matanzas y todo sería más fácil si dispusieran de los recurso; sin embargo quedaría pendiente el tramo hasta Casablanca.

Una alentadora noticia, pero insuficiente para prolongar la vida de un proyecto centenario y único en el país considerado una reliquia rodante, orgullo nacional, que yace moribundo y a punto de colapsar por el peso del tiempo y otros males.

Fuente:Granma/Fotos:Radio 26

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