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El crimen de santería más espeluznante de todos los tiempos en la mayor de las Antillas.

En un bohío como este murieron Mamá Coleta, su esposo y uno de sus hijos, victimas del oscurantismo

El crimen ocurrido en el Bohío de Mamá Coleta, el seis de febrero de 1944, en la cercanías de la villaclareña ciudad de Cifuentes, inducido por prácticas oscurantistas, propias de la llamada clarividencia negativa, devino acontecimiento que estremeció al país.

En una típica vivienda de los campos cubanos, construida de paredes de tabla de tea, techo de guano y yaguas, extraídas de la palma real, residía la humilde Coleta, una negra de origen africano, su esposo y sus cuatro hijos, entre ellos Francisca, autora del horrendo hecho de sangre.

Ella, una mujer de personalidad Psicopática y nerviosa, confesó una noche a su hermana Caridad que veía visiones y creía estar poseída por un brujo llamado Barrueta y ambas asustadas tomaron la decisión de refugiarse en la cama de Cándido, el mayor de los hijos de la vieja Coleta, y se produce un acto de incesto doble.

Cándido, consulta a una santera, que tras una ceremonia de limpieza culpa al supuesto brujo de lo sucedido entre ellos y confiere a Francisca poderes para alejar el maleficio, pero el día del crimen se comporta como una loca; arroja la comida que le había preparado, alegando que estaba envenenada y rompe todo a su alrededor.

En un arranque de arrebato tira fuera de la casa toda la ropa de la familia, mientras grita y danza como poseída por un espíritu, hasta que ordena a todos los miembros de su hogar arrodillarse de cara a la pared, con los brazos en cruz, y pronto vino la sugestión en masa y matan a golpes a su anciano padre.

Francisca los convenció que el alma de Barrueta vivía en el cuerpo de su progenitor y así de manera horrible asesinan también a la pobre Coleta, que según ella era presa de los demonios, pero acto seguido destroza el cráneo de su hermanito más pequeño, que en su delirio observó trasformarse en el ya conocido brujo de esta terrible historia.

Luego, totalmente desnuda y armada con un palo, con el cual pretendía alejar a los demonios, montó en un caballo y a galope tendido se hecho a las calles, para finalmente caer en manos de la policía y presumiblemente terminar sus días en la cárcel o en un hospital psiquíatrico, por su perturbado proceder

Evidencia basadas en el caso y de tipo oscurantista, carentes de sentido y ajenas a hechos concretos y probados por la ciencia moderna, definen a Francisca como una clarividente negativa, impulsada por las entidades tenebrosas que pupulan en el plano astral, a perpetrar el espeluznante crimen.

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