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En ese poblado una fiesta terminó muy mal

En Cuba la celebración de fiestas populares en los poblados se remonta a la época de la colonia.

El Guatao es un pequeño poblado de la provincia de La Habana, fundado en 1750, situado no lejos de la orilla oeste del arroyo de Bauta que desemboca en la costa norte occidental y donde la agricultura constituye la principal fuente de empleo y en el que se celebran, como en todos, fiestas tradicionales de arraigo popular.

En relación con la popular frase: Terminó como la fiesta del Guatao, circulan diversas versiones y según las referencias recogidas por Samuel Feijóo en su libro “Mitología Cubana” en un baile celebrado el siglo pasado en ese paraje habanero en fecha sin precisar se originó una descomunal riña entre los asistentes.

Se afirma que entre los participantes en el jolgorio se encontraba una mujer muy bella y provocativa nombrada, Fela Cuesta, cuyas coqueterías con varios de los hombres, ya pasaditos de tragos, prendió el fuego que originó la trifulca de marras, que parece ser la historia más cercana a la realidad.

En torno al hecho circula también una anécdota relacional con una señora llamada mamá Kindimba, quien gustaba de organizar pequeños guateques en su hogar los fines de semana con la participación trabajadores de los ingenios azucareros más cercanos donde conversaban unos, otros bailaban y cantaban al compás de la música.

Al bailable se le llamada “Tambor de Yuca” que incluía la participación de los negros de los ingenios Tahoro, Maurín, San Joaquín y San Antonio de Macastá y se dice que una tarde se origino una riña tumultuaria donde hubo “40 taburetes rotos, 70 cabezas y un buen número de brazos y piernas partidas y otras lesiones

La improvisación es una variante de la música campesina cubana que motiva encendidas controversias que pueden llegar a la ofensa verbal y se cuenta que en uno de esos guateques los interpretes decidieron ir de los versos a los golpes y en menos de un abrir y cerrar de ojos la bronca involucró a todos los concurrentes.

Cuentan algunos que un día de festejos en aquella localidad rural allá por 1896 una sección de 200 soldados, guardias civiles y voluntarios españoles, al mando de un sargento, en represaria por su apoyo a la insurrectos arremetió contra los moradores con balance 18 muertos y 32 heridos graves quienes más tarde fallecieron.

Otros rumores atribuyen la reyerta a los taconazos propinados por una mujer a su marido celoso, los puñetazos y machetazos entre negros congos y al enfado de campesinos del lugar que agredieron a un zapatero por la mala calidad del calzado, deteriorado durante unos animados festejos pasado por agua.

Sobre esta famosa festividad corren infinidad de versiones ¿Pero quién en Cuba no ha usado esta popular frase, para decir que el final de algún suceso concluye de manera trágica? Sin dudas, lo que termina como “la fiesta del Guatao” acaba mal. Específicamente, en pelea, golpes, y hasta con muertos y heridos.

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