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La creencia popular coloca a San Lázaro como Orisha Mayor y Dios de las enfermedades.

La Iglesia de San Lázaro en El Rincón, en los suburbios de la capital cubana.

El santuario de San Lázaro, distante unos cuatro kilómetros al suroeste, del poblado de Santiago de las Vegas, en La Habana, Cuba, es escenario de la tradicional Procesión de los Milagros, que según cifras estimadas reúne más de 15 mil devotos cada 17 de diciembre, en una impresionante manifestación religiosa.

La santería atribuye milagros al San Lázaro de las muletas y los perros, en alusión a una antigua creencia, pero la iglesia católica considera que ese personaje no existió nunca, aunque años tras año, miles de cubanos realizan promesas, que cumplen de forma impostergable con el fin de que los libre de enfermedades, casi  siempre relacionadas con la piel y las epidemias contagiosas.

La pequeña iglesia  de  San Lázaro, algo así como una ermita, radicada en un pintoresco sitio de la geografía habanera, conocido como El Rincón, a unos 30 kilómetros de la capital de la isla, cuenta además con  un leprosario y se dice que dos días antes de la celebración del ritual, las calles aledañas son invadidas por cientos de personas, cuyo ir y venir dificulta el tráfico de vehículos, obligando a las autoridades a implementar medidas de seguridad.

La creencia popular coloca a San Lázaro como Orisha Mayor y Dios de las viruelas, la lepra, enfermedades venéreas e infecciones de la piel y su cuerpo lleno de llagas y pústulas es un castigo por desobedecer los mandamientos sagradas.

Dueño de los secretos de la creación, otorgó al santo aché (poder, suerte, energía, fuerza) para poseer a todas las Olofi mujeres, pero este, engreído incurrió en excesos y no guardó la abstinencia obligada de cada jueves.

Los devotos cumplen duras penitencias y muchos llegan arrastras al santuario.

Babalú Aye, nombre sincrético de San Lázaro, dejo de existir en plena juventud, pero resucitado por Olofi, a petición de Ochún y conocedor en carne propia del sufrimiento de los enfermos, se convierte en sabio curativo y misericordioso.

Los devotos tienen en gran estima a San Lázaro por su profundo amor hacia los animales y las plantas y la leyenda plantea que en África, de donde es originario, era un Dios temido y terrible, pero en Cuba devino en orisha de las curaciones.

Fuente:EcuRed/Fotos: Alamy/Diario de Las Américas

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