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Es un material de alta resistencia.

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El pykrete tiene un bajo índice de fusión,dureza cercana al hormigón y resistencia a grandes tensiones gracias a su composición fibrosa.(Foto Internet)

El pykrete es un material compuesto diseñado a partir de serrin u otra pulpa de madera y 86 por ciento de hielo, aproximadamente y su  uso fue propuesto durante la Segunda Guerra Mundial por Geoffrey Pyke a la Real Marina Británica para la construcción de  un portaaviones imposible de hundir.

Este material  capaz de mantenerse sin derretirse hasta tres dias puede alcanzar una resistencia a rotura de unos 21 megapascales, mientras el hormigón al que estamos habituados tiene una resistencia entre 15 y 50, al extremo que ni el disparo de un arma de fuego de alto calibre logra atravesarlo.

La inventiva es patrimonio de mentes privilegiadas como Max Ferdinand Perutz, un biólogo molecular, ganador del Premio Nobel de Química y Herman F. Mark, considerado el padre de los polímeros, que lograron mejorar las propiedades del hielo para convertirlo en un elemento muy fuerte y fácil de reparar.

Los eminentes científicos fueron contratos por un singular personaje nombrado Geoffrey Pyke, uno de los primeros precursores del radar y hombre de gran ingenio y vida prácticamente desconocida, encargado de un proyecto descabellado, pero que podría derivar auténtico triunfo de orden científico.

El proyecto Habbakuk II.

Proyecto Habbakuk II basado en la construcción de un portaaviones de hielo nació durante la Segunda Guerra Mundial por la imperiosa necesidad de los ejército aliados de implementar un arma idónea para enfrentar la avanzada tecnología en manos de las  tropas de Adolfo Hitler y la inminente amenaza de Japón.

Geoffrey Pyke

Geoffrey Pyke alcanzó fama durante la I Guerra Mundial cuando protagonizó una de las fugas más célebres de la cárcel de Ruhleben (Alemania)

La creación de un inmenso buque de guerra construido a partir de un material tan sencillo como el hielo entusiasmo a Winston Churchill.  lord del Almirantazgo británico y la solución se planteó como una opción ideal ante la escasez de acero en toda Europa, que impedía emprender la fabricación maquinas más modernas.

Las posibilidades del pykrete sorprendieron a los jefes de Estado, almirantes o primeros ministros de las fuerzas aliadas, que aprobaron un presupuesto considerable para construir un prototipo de reducidas dimensiones que probara la viabilidad del proyecto y el lugar escogido fue el lago Patricia en Canadá.

Para emprende el ambicioso plan se exigía 370 mil toneladas de materiales, entre madera y pulpa, tableros de fibra aislante y acero, pero el“flujo plástico”, un fenómeno que puede provocar el hundimiento lento de un barco hecho a base de este compuesto si su temperatura no se mantiene a -16ºC, constituia un serio escollo.

Geoffrey Pyke estaba  convencido que este problema podía resolverse en el transcurso del proceso y se sentía ciertamente alegre, sin embargo las complicaciones obligaron a los canadienses a retrasar la entrega del prototipo y a solicitar más acero para terminarlo, lo cual incrementaba los costes.

La situación llevó al Reino Unido y a Canadá a solicitar fondos al gobierno de Estados Unidos, que aceptó de inmediato con la única condición de expulsar del proyecto a Pyke, enemistado con ese país por un problema surgido a raíz del Proyecto Plough, que consistía en un pequeño transporte para desplazarse por la nieve.

Avatares de la fortaleza helada

Entonces el plan inicial se vio modificado y se pretendía que el barco tuviera una autonomía de 11 mil kilómetros y que fu soportara las embestidas de las mayores olas conocida, incluso a prueba de torpedos, para lo que el casco necesitaría tener, como mínimo, 12 metros de espesor, digno de una verdadera fortaleza flotante.

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El Habbakuk necesitaba mayor cantidad de acero y madera de lo que podía imaginarse.(Foto Internet)

Requería una pista de aterrizaje de más 600 metros de longitud, capaz de albergar a una  flota aérea completa  de 150 bombarderos que pudieran despegar y aterrizar en él y en cuanto al armamento planificado el Habbakuk, incluiría 40 cañones dobles de 4,5”, torretas de combate y decenas de cañones antiaéreos.

Debía poseer  turbogeneradores de vapor con una potencia de 33 mil caballos que suministraran energía suficiente a los 26 motores eléctricos que se montarían en el exterior del barco para evitar el calor desprendido por los mismos y así garatizar su desplazamiento si complicaciones de ningún tipo.

Estaba previsto que el navio pudiera girar variando la fuerza de los motores instalados en sus laterales, pero la Royal Navy estadounidense dejó claro que tendría que tener un timón, algo que en una embarcación con una altura propuesta de 30 metros se hacía extremadamente complicado y jamás llegó solucionarse.

Las complicaciones comenzaron a agudizarse y a finales de 1943 Portugal autorizó el uso de los aeropuertos de las Azores por parte de los aviones aliados, lo que permitió que los temibles submarinos nazis fueran cazados con mayor facilidad en el Atlántico y el propósito principal de echar a la mar el proyectado buque se hacia baldío.

Así en diciembre de 1943 se planteo que “El gran Habbakuk II de pykrete resultaba  poco práctico debido a la enorme producción de los recursos necesarios, lo que además se unió a las grandes dificultades técnicas en decenas de planos, cientos de hojas con apuntes   trazos de ingenieros, en el preámbulo de una muerte anunciada.

Geoffrey Pyke, el padre de la invención, que brilló más por su originalidad que  por su utilidad se quitó la vida al verse separado del programa y si bien el prototipo del portaaviones de hielo se derritió sin remedio, algo similar ocurre con el descubrimiento del pykrete, aún sin uso, a pesar de su aparente fortaleza y funcionalidad.

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