Fue bautizado con el nombre Akawiao penak.
El hallazgo se produjo en Guayana, en aguas del río Mazaruni.
Un género hasta ahora desconocido de peces eléctricos fue descubierto en una remota región de América del Sur por un equipo de científicos internacionales, que exploraron las superficiales aguas turbias de la parte alta del río Mazaruni, ubicado al norte de la República Cooperativa de Guyana.
El nuevo animal, bautizado Akawiao penak, es un pez de agua dulce, mide como máximo 10 centímetros y difiere de otros en sus huesos y en la morfología del cráneo, dijo Javier Maldonado, un científico de la Universidad Javeriana de Bogotá especializado en peces eléctricos.
Sin embargo, no fue hasta que los investigadores pudieron secuenciar su ADN y reconstruir un árbol evolutivo que se dieron cuenta que el Akawaio penak, representan un nuevo género, con respecto al nivel de clasificación taxonómica anterior de la especie.
Es similar a una anguila y cuenta con un largo órgano capaz de producir un campo eléctrico demasiado débil como para aturdir a sus presas, pero en cambio lo utiliza para detectar objetos y comunicarse con otros de su especie, segín detallan los autores del novedoso estudio.
El caso de que el nuevo género fue encontrado en el curso superior del río Mazaruni, de más de 500 kilómetros de longitud, no es sorprendente, plantean los investigadores pues la región se considera un punto caliente de la diversidad biológica, en gran parte sin examinar debido a su inaccesibilidad.
“Como esta zona es tan remota y se ha aislado durante mucho tiempo significa que es muy probable encontrar nuevas especies”, dijo en un comunicado Nathan Lovejoy , investigador de la Universidad de Toronto, quien agregó, que la región está empezando a sentir los efectos de la actividad humana cada vez más como la minería de oro que tiende a degradar los hábitats de agua dulce de la zona.
“El Mazaruni contiene muchas especies únicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, dijo Lovejoy y los resultados del hallazgo se resumen en un artículo publicado por la revista Scripta Zoológica, en agosto de 2013, y reproducido por el portal de la Fundación Azul Ambientalista.
Gustavo Carrasquel | ANCA24