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En España sus canciones forman parte de la memoria sentimental de varias generaciones.

Antonio Machín era conocido además como el más cubano de los españoles.

El popular bolerista Antonio Machín, el más español de los cubanos, de reconocido prestigio en el ámbito hispanohablante nació en Sagua La Grande el 11 de febrero de 1903 y murió en España, donde vivió 58 año, el cuatro de agosto de 1997.

Alcanzó fama por sus recreaciones de Dos gardenias, Angelinos negros y El manisero, grabado este ultimo en 1930 con la orquesta de Don Azpiazu, para RC Victor, en Nueva York, y que devino en el primer éxito millonario en ventas de la música cubana.

El artista recuerda haber sido feliz en su familia, que no era «ni muy rica ni muy pobre» y muy pronto se manifestó su afición al canto en la iglesia, los teatros y tras la pantalla del cine mudo de su pueblo, mientras se busca la vida como albañil.

Llegó a unirse con grupos de músicos ambulantes que pasaban por su ciudad camino de La Habana y cuando era aun un niño se ganó el aplauso del público en una fiesta benéfica, tras interpretar el Ave María de Schubert subido a una silla.

Al cumplir veinte años, manifestó su deseo de ser barítono y estudiar bel canto y la opera, pero comprendió que, dado el color de su piel, su repertorio quedaría reducido a Otelo y entonce enfiló sus derroteros artísticos por otro rumbo.

Estatua de homenaje al cantante en Sevilla.

No sin dificultades llegó a La Habana en 1926, donde se inició como solista en los cafetines, acompañado del guitarrista Miguel Zaballa y así la reputación del dúo llegó a oídos de la burguesía habanera, que ya no dudó en contratarlos.

Por azar del destino llegó a cantar a una emisora en la que coincidió con el director Azpiazu, quien lo contrató como segundo cantante de su orquesta, para convertirse en el primer cantante negro en actuar en el Casino Nacional de La Habana.

Fundó un sexteto que hizo sus primeras grabaciones en 1929 popularizadas en la radio y en las vitrolas de cuerda con éxitos inmediato de Aquellos ojos verdes, y El manisero, sin embargo al año siguiente dejó Cuba, adonde no volvería hasta 1958.

En abril de ese año llegó a Nueva York donde estuvo cuatro años, como artista muy conocido ya en los escenarios latinos, donde grabara una larga serie de títulos durante la primera mitad de la década del treinta y en 1936 marchó a Europa.

Tras breve estancia en Londres, actuando en el teatro Adelphya, llegó a París, donde la música cubana tenía fuerte presencia desde los años 20 y allí formó la orquesta que llevó su nombre, con el célebre compositor Moisés Simons al piano.

Luego de una gira por Suecia Machín llegó a España, y comenzó sus presentaciones en la (“Sala Bolero”), cobrando veinticinco pesetas diarias, hasta su primer éxito en el país con Noche triste, un fox melódico grabado con los Mihuras de Sobré.

Tumba del artista cubano en el Cementerio de San Fernando de Sevilla.

Otras de sus canciones que lo hicieron famoso fueron Cómo fueMoreno Amor sincero, y en 1947 llegaría su gran éxito en la península ibérica, «el bolero moruno» Angelitos Negros, merced a un arreglo musical en la década de los sesenta.

Los compositores importantes en su carrera fueron el cubano Osvaldo Farrés (autor de temas como Madrecita, Toda una vidaNo me vayas a engañarAy de mí…) y la mexicana Consuelo  Velázquez (Besamé mucho, Será por eso y Amar y vivir).

Mención aparte merece la única versión de la cubana Isolina Carrillo, autora del mundialmente famoso bolero Dos Gardenías, que el saguero Machín hizo una de sus relevantes interpretaciones entre sus más de 70 discos en el mercado. 

En España, alcanzó todo lo que buscaba, y le gustaban especialmente Madrid, Sevilla (donde encontró el amor) y el  Alicante de sus largas temporadas en la Playa de San Juan, así como Barcelona donde actuó por primera vez al arriba a la nación.

Empezó prácticamente desde abajo y llegó a ser testigo y banda sonora de las historias de amor de los españoles en tiempos difíciles y su popularidad fue creciendo hasta ser idolatrado como lo eran las grandes estrellas de la copla.

Sus canciones pasaron a ser parte de la memoria sentimental de varias generaciones en su segunda patria a través de la radio y hasta entró en el refranero popular español con el dicho «Te mueves más que las maracas de Machín».

En Alcalá de Guadaíras (Sevilla) el siete de junio de 1977, protagonizó su última actuación en público y hoy día sus compatriotas y familiares lo recuerdan cada año rociando su tumba con ron cubano y cantando alguno de sus boleros.

En  2002 Nuria Villazán dirigió la Coproducción España-Cuba; Iroko Films, Canal 9 Televisión Valenciana, Canal Sur, Escuela Internacional de Cine y Televisión, titulado Machín: Toda una vida, en homenaje póstumo al gran bolerista.

Fuente/Fotos Wikipedia/El Mundo/República.com/Vídeo:Youtube

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