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La máxima autoridad de la iglesia católica en Cuba estuvo en Jaruco el 16 de enero de 1804.

Obispo Espada (Grabado de la época colonial)

La ciudad condal de Jaruco, distante casi medio centenar de kilómetros de la capital cubana, devino escenario el l6 de enero de 1804, de la visita pastoral del Obispo de Cuba, Juan José Díaz de Espada , acompañado de Fray Hipólito Sánchez Rangel, quien dos años más tarde ocupó igual cargo en Maynas, Perú.

La revista Bimestre Cubano, consigna que en las memorias del viaje la máxima autoridad de la iglesia católica en la isla, expresó su admiración por la extraordinaria belleza del lugar y la hospitalidad del pueblo durante su estancia de 72 horas en los feudos de Don Gabriel de Santa Cruz y Aranda.

Cuentan que su excelencia caminó por las empinadas calles del poblado, fundado por el ilustre conde de Jaruco, orladas por las verdes arcadas de miraguano, una especie de palma, que prolifera en los mogotes cercanos a las elevaciones conocidas como Escaleras de Jaruco, mientras escuchaba a los pregoneros de viandas, frutas y golosinas.

En compañía de las autoridades civiles y eclesiástica, así como de una comitiva de feligreses católicos jaruqueños, el Obispo Espada, arribó a Los Chorritos, un manantial  de frescas y revitalizadoras aguas, del cual se abastecían en aquel entonces los lugareños, donde sació su sed a la sombra de los árboles.

Al concluir su  andar por la ciudad condal de Jaruco, el prelado confesó que creía estar en el paraíso, por la ensoñadora tranquilidad del aquel paraje, su flora y fauna y la hospitalidad brindada  en aquel sitio de la geografía habanera, cuyo población  hoy en día supera los 26 mil habitantes, y cuya fuente de empleo fundamental es la agricultura cañera y ganadera.

Juan José Díaz de Espada y Landa, partió con su comitiva el 19 hacia Bainoa, uno de los sitios más fríos del archipiélago cubano, como parte de un periplo que incluyó además los asentamientos de Caraballo, Aguacate y Madruga, para arribar a la ciudad de Matanzas, ubicada en el occidente, como parte de un largo recorrido por el país.

(Teco Sierra.)

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