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Su muerte dejó un vacío en la narración deportiva radial que nadie ha podido llenar.

En la prensa escrita Boby Salamanca también hizo época, en especial en el diario Granma.

El primer día de agosto de 1931 nació en La Habana Juán Antonio Salamanca Fernández, uno de los narradores deportivos más carismáticos y originales que haya pasado por una cabina de transmisión en cualquier época.

Se afirma que su debut radial data de fines de los años 40 del siglo pasado en un programa de participación con una narración imaginaria donde Conrado Marrero encaraba desde el box al recio toletero Perucho Formental.

Lo hizo con tal gracia que se agenció los tres pesos y la jaba con regalos que los patrocinadores del show obsequiaban al vencedor y aquel lauro devino acicate para que matriculara en un curso de locución.

Al terminarlo, fue aceptado en Radio Marianao, donde la secretaria del director lo llamaba, jocosamente, «bobito» y entonces, el flamante y joven narrador comenzó a presentarse ante los micrófonos como «El Bobby Salamanca»

La creatividad de Bobby Salamanca tuvo su máximo esplendor en 1970, cuando la Serie Nacional de béisbol previa a la Zafra de los diez Millones. Él incorporó a sus narraciones en Radio Rebelde una gama de términos y giros procedentes del sector azucarero que tuvo una excelente acogida, pues establecía paralelos entre lo que ocurría en un terreno de pelota y en un campo de caña.

Tirarle al tercer strike le hacía decir:     «¡azúcar, abanicando!». A un foul lo llamaba «caguazo», y a un doble y a un triple, «caña de dos trozos» y «caña de tres trozos». De quien esperaba turno al bate, acotaba: «afila la mocha». Y del pitcher relevado, pues «le aplicaron la alzadora». Cero hombres en bases era tener «la guardarraya limpia», y las bases llenas, «los tándem repletos». Un rally de carreras era «moler en grande». Y un jonrón, «se fue pa’l cañaveral». Al ponchado le dedicaba una onomatopeya: «chas, chas, chas, ¡tres golpes de mocha y lo tiró pa’ la tonga!».

En un texto publicado en la web de Habana Radio, Miguel E. Gómez Masjuán dice que «después del furor por la zafra, Bobby readaptó algunos términos y las nuevas invenciones, una vez más, deleitaron al público. Entonces, si el bateador recibía el primer strike, comentaba “el pez mordió el anzuelo”; al llegar el segundo, decía “el pez cayó en el sartén” y, a continuación, emitía una serie de adjetivos: “está compungido, preocupado, aturdido, hundido, ahogado y hasta el cuello en el conteo”». Terminaba los juegos exclamando: «Chirrín chirrán». Y despedía los cuadrangulares con un «¡adiós, Lolita de mi vida!»

A varios peloteros de su época, Salamanca les endilgó epítetos por los que aún se les conoce. Para él, Luis Giraldo Casanova fue El Señor Pelotero; y Wilfredo Sánchez, El Gamo de Jovellanos. A Rogelio García lo llamó El Ciclón de Ovas; y a Braudilio Vinent, El meteoro de La Maya. En su creatividad, Antonio Muñoz fue El Gigante del Escambray; y Víctor Mesa, La Explosión Naranja. Al dinámico trío matancero compuesto por Wilfredo Sánchez, Félix Isasi y Rigoberto Rosique lo bautizó como «Los Tres Mosqueteros»

En una ocasión narraba una entrada en la que vendrían a batear nada menos que Antonio Muñoz, Cheíto Rodríguez y Héctor Olivera. Ante tal poderío, Bobby se inventó una agudeza: «Con una tanda así a cualquiera se le quitan los deseos de ser pitcher».

Se recuerda también un duelo entre Ramón Tablado desde la lomita y Lázaro Madera al bate. De la singularidad de sus apellidos soltó una ocurrencia: «Esto terminará en aserrín». ¿Y la vez en que un sudcoreano llamado Chi-chen recibió un pelotazo en la cabeza? Bobby bromeó: «Ahora lo podrán llamar Chi-chón».

Cuando la enfermedad lo conminó a alejarse del micrófono, siguió colaborando con aquellas deliciosas Crónicas no exentas que tanto disfrutaban los oyentes. Bobby Salamanca falleció el 5 de abril de 1987 en la ciudad que lo vio nacer. Su muerte dejó un vacío en la narración deportiva radial que nadie ha podido llenar.

Por fortuna, su entrañable Radio Rebelde lo recuerda cada día en un eslogan publicitario que forma parte de nuestro patrimonio. En su contexto se escucha la voz de Bobby narrando el noveno inning del juego final de Cuba frente a Estados Unidos, en el campeonato mundial de béisbol de 1969, en República Dominicana. Dice…

«Bateando Larry Bubla. De lado el pitcher. Se impulsa, ¡ahí lanza…!  ¡Azúcar, abanicando! ¡Cuba es campeón mundial!».

Tomado del Diario Juventud Rebelde

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