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Es la mayor escultura del mundo en mármol blanco de Carrara, traído de Italia.

El cristo de la bahía de La Habana fue inaugurado el 25 de diciembre de 1958 y cuenta con 67 piezas de mármol traídas de Italia

En la bahía de La Habana, a 50 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la mayor escultura del mundo en mármol blanco de Carrara realizada por la pinareña Jilma Madera, quien rompió con muchos cánones establecidos.

En su Cristo, de 20 metros de altura y 320 toneladas de peso, se emplearon 600 de mármol  y no está con los brazos abiertos como los de la montaña de Corcovado, en Río de Janeiro; el de Lubango, en Angola; o el de Lisboa, Portugal.

A la colosal obra le dejó los ojos vacíos, para que diera la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar donde se colocara una persona a observarle, y al decir de la escultora «Lo hice para que lo recuerden, no para que lo adoren: es mármol».

La majestuosa estatua se encuentra situada a la entrada del puerto, a la izquierda, entre la vetusta fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el pueblo de Casablanca y fue inaugurada a pocos días del primero de enero de 1959.

Resultó curioso que en momentos de colocar la obra en la loma, no se le instaló un pararrayos, pero en 1961 una descarga eléctrica perforó la cabeza de la escultura, que se repitió al año siguiente, y en 1986, sobrevino la tercera.

Lilia Jilma Madera Valiente,es la primera mujer en el mundo en realizar una obra de tan gran magnitud

Su colosal tamaño y la armazón ferrosa del centro, hacían de la figura un punto extremadamente vulnerable, y fue entonces que luego de reparar el daño se procedió a la instalación de un pararrayos, aunque en 2015 se produjo otro impacto.

En el año 2012, teniendo en cuenta un peligro de derrumbe, se inició la nueva restauración que constituyó el proceso de este tipo más profundo realizado a la escultura, desde su inauguración en 1958, siete días antes del triunfo de la Revolución cubana.

Los valores del monumento, ícono de la capital de la mayor de las Antillas y la figura del Cristo de La Habana, con su blanca silueta, aparece de pie, mirando hacia la ciudad, con una mano en el pecho y la otra en alto, en actitud de bendecir.

Desde allí se puede disfrutar de una de las más hermosas e imponentes vistas de La Habana, especialmente de su parte más antigua; así como el paso de buques y de las pequeñas lanchas que transportan a los pasajeros a ambos lados de la bahía.

Fuente/ Diario Granma/Fotos:José Manuel Correa

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