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Fue el jefe financiero del peligroso Cartel de Medellín, en la época de Pablo Escobar.

Jorge Luis Valdés, fue condenado a 15 años de prisión pero solo cumplió una tercera parte de la pena.

Jorge Luis Valdés, conocido comoEl Barón Cubano de la Droga” trabajó para el narcotraficante colombiano Pablo Escobar como jefe financiero del peligroso Cartel de Medellín, cuando solo era un joven de apenas 20 años.

Con esa edad llegó a controlar hasta el 95 por ciento de la mercancia que introducían en  Estados Unidos y en una entrevista concedida al portal Infobae, Valdés, dijo que Escobar era un hombre inteligente y se apiadaba de los más pobres.

Nacido en La Habana en 1957 en el seno de una familia acomodada, describió al capo colombiano como una persona “bondadosa y buen amigo”, aunque no justificó los múltiples asesinatos perpetrados por orden de él.

Graduado de contabilidad en la Universidad de Miami, laboró en la Banca Federal de Estados Unidos, hasta que uno de sus profesor le propuso un negocio con clientes hispano, que no solo era una propuesta de trabajo honesta.

Así comenzó el camino que lo convirtió en un traficante de cocaína de alto nivel, que luego devino pieza clave de la organización criminal, desde fines de la década de los 70, con ganancias mensuales de tres millones de dólares.

Jorge Luis Valdés, es el autor del libro Cerebro Narco, El Genio Financiero del Cartel de Medellín.

La farándula, los artistas, la gente famosa, los millonarios eran los consumidores y cuando en una fiesta ve a un juez federal usando cocaína piensa: “Si a los diez años dije no hay Dios, a los 20 años digo que no hay moral en los Estados Unidos”.

Llegó a tener lujosas mansiones, aviones particulares, yates, autos exóticos, caballos de pura sangre, así como logró soborna a presidentes, en Costa Rica, Panamá, Colombia, Honduras y Guatemala, y a jueces en diversas naciones.

Cuando el gran imperio erigido por el narcotraficante más famosos del mundo en aquella época cayó, todo se vino abajo, y entonces decidió darle un vuelco a su vida, aceptar sus errores, pagar por sus pecados y comenzar de cero.

Vive dedicado a su familia, a las obras de resarcimiento y a una fundación contra la drogadicción, al tiempo que otorga becas de estudio desde hace años y construyó una capilla en una cárcel de la ciudad norteamericano Louisiana.

Financió una residencia para ancianos en Cozumel, México y como académico, fue asesor del Pentágono y de congresistas, así como ofrece conferencias y entrega los fondos que obtiene a obras de prevención de la drogadependencia.

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