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Tres mujeres de la Isla caribeña unieron sus vidas en matrimonio a hombres de sangre azul.

El príncipe de Borbón y Edelmira Sampedro no tuvieron descendientes

El acceso de plebeyos a las familias reales ya no es una quimera como antaño, aunque constituye un hecho social, pero si les digo que una de las primeras mujeres del mundo en lograrlo fue una cubana, estoy plenamente convencidos que se sorprenderán.

Se dice que los nacidos en las isla caribeña se introducen por el hueco de una aguja y una de ellas fue Edelmira Sampedro y Robato, natural de Sagua la Grande, al casarse con Alfonso de Borbón y Batterberg, heredero al trono de España.

Ellos rompieron con la tradición de las instituciones monárquicas el 11 de junio de 1933 en la iglesia del Sagrado Corazón Ouchy, en Lausana, Suiza y de esa forma se convirtieron en los protagonistas de un acontecimiento inusual para la época.

La unión sirvió de pretexto para que el padre del llamado Borbón de Cristal, por su quebrantada salud, el Rey Alfonso XIII, lo excluyera de la línea sucesoria, amparado en la Pragmática Sanción de Carlos III, y traspasara sus derechos a otro de sus hijos.

En correspondencia con las disposiciones de la Corona, la muchacha no llegó a convertirse en la que sería la primera y única reina de España de sangre cubana, para conformarse con el título de Condesa de Covadonga, con residencia en La Habana.

Martha Roquefort, protagonista de una breve unión con el Borbón de Cristal.

Los padres de Edelmira, de origen español, tenían muy buena posición económica en Cuba y ella había conocido al que sería su esposo en un sanatorio ubicado en Leysin, donde este recibía un tratamiento ya que padecía hemofilia.

Alfonso y Edelmira terminaron separándose en La ciudad de La Habana el ocho de mayo de 1937, tras casi cuatro años de relaciones y ella le exigió una pensión de 100 dólares mensuales y todos los regalos que había recibido de él.

En ese mismo año la modelo cubana Martha Rocafort-Altuzarra, devino la segunda mujer cubana en unirse con el “Príncipe de Asturias” por solo dos meses, pero no cabe dudas que el joven noble sentía preferencia por las féminas de la Isla.

La Rocafort, que conqueteo con un título nobiliario sin conseguirlo, una vez divorciada, no perdió tiempo y se casó con un millonario de Miami llamado Thomas E. H “Tommy Atkins, Jr. en la Iglesia Central Baptista de Miami el 19 de marzo de 1938.

El Conde nunca recibió el perdón de su familia; sin embargo en Cuba era asediado por la prensa y la alta sociedad se disputaba su presencia, incluso fue recibido por el presidente Carlos Mendieta; mientras Federico Laredo Bru fue padrino de su segunda y última boda.

Alfonso murió en 1938 en un accidente del tránsito en Miami y en 1985, por decisión del rey Juan Carlos I, sus restos fueron trasladaron a España y Edelmira fue la única mujer que la Familia Real reconoció como la verdadera esposa del príncipe.

La apodaban “La Puchunga“), y se le concedió una pensión de viudedad e incluso le dieron algunas joyas tras la muerte de su antigua suegra, Victoria Eugenia. No volvió a contraer matrimonio y jamás concedió ninguna entrevista a la prensa.

María Teresa y el príncipe Henri (Foto:Europa Press)

María Tereza Mestre, quien fue la tercera cubana en matrimoniarse con un sangre azul, y la única entrar en una familia real, abandonó su nación de origen a raíz del triunfo de la Revolución de 1959, y conoció a su esposo el príncipe heredero Herri de Luxemburgo, en la Universidad de Ginebra.

Ambos estudiaron Ciencias Sociales y ella nació en Marianao, el 22 de marzo de 1956, en el seno de una familia de la alta sociedad cubana, ex-propietarios de importante entidades bancarias en La Habana, la capital del país.

Así Cuba se consolida como uno de lospaíses latino que más buscó presencia en  la monárquica y se dice que en los círculos de la aristocracia de Luxemburgo a María Teresa, la llamaban “la criolla”, pero finalmente se casaron y tienen cinco descendientes.

Poco tiempo después del fallecimiento de su suegra, la Gran Duquesa Josefina Carlota, María Teresa, quien recibe tratamiento de Alteza Real, reveló que la relación entre ellas nunca fue buena debido a su origen cubano y plebeyo.

Cuando se comprometió con Enrique, el 7 de noviembre de 1980, Fidel Castro fue el primero en felicitarla a través de un enorme ramo de rosas rojas, que el fallecido líder histórico de la Revolución en la isla, acompañó con una carta.

Años después de su casamiento, el 14 de febrero de 1981, y el ascenso al trono de su marido en octubre de 2000, se entrevistaría con el mandatario cubano en La Habana por iniciativa de un primo hermano de ella cercano al gobierno.

En Junio de 1997, la Princesa María Teresa, fue elegida como Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, por lo cual se involucró activamente en causas para promover la educación de niñas y adolescentes en naciones en vías de desarrollo.

María Teresa, La Duquesa de Luxemburgo, no olvida sus raíces por esa razón en 2002 visitó su tierra natal en compañía de dos de sus hijos y entonces declaró: “Hay algo muy fuerte que he descubierto y se llama cubanía”.

Fuente/Fotos: Wikipedia

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