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La claria,  es similar a la anguila y posee cuatro pares de barbas y una gran boca.

La claria, que muchas personas confunden con el pez gato, es una especie de agua dulce originaria de Asia y África, introducida en Cuba, durante el llamado período especial, con el bien intencionado propósito de incrementar el consumo protéico de la población, pero hoy en día constituye una amenaza potencial para el ecosistema nacional.

Los primeros ejemplares producto del cruce del Macrocéfalo Tailandés y el Gariespino Africano, llegaron a la isla a mediados de 1999 y plantados en la Estación de Alevinaje Juventud, ubicada en Paso Real de San Diego, en la occidental provincia de Pinar del Río, distante unos 175 kilómetros de La Habana, la capital de la isla.

El pez absorve el oxígeno de la atmósfera a través de una modificación en el arco branqueal, que le  permite permanecer hasta 72 horas fuera del medio acuático y desplazarse por el terreno, pero si ciertamente es un bicho raro, no es tan fiero como lo pintan, ni alcanza un tamaño descomunal.

Los pinareños quizás fueron los primeros afectados por el voraz instinto depredador e invasivo de las clarias al escapar estas por las esclusas de los estanque y producto de las inundaciones por intensas lluvias, echando por tierra el compromiso de fomentar en cautiverio intensivo y extensivo una nueva alternativa alimentaria.

Esta foto de supuestas clarias gigantes, capturadas en el habanero río Almendares, no es más que una patraña.

Así la claria, que amenaza la biodiversidad en el occidente y centro de la mayor isla de las Antilla, logró adueñarse de las empresas arroceras de Los Palacios, Herradura y Consolación de Sur y en busca de satifacer su insaciable apetito, devoró diversos animales, entre ellos; la rana toro, de alto valor nutricional.

A los datos suministados por uno de los especialista, por aquel entonces encargado con el cultivo del mencionado vertebrado acuático, se añade que en 2006 el Ministerio de la Industria Pesquera de Cuba emitió una resolución para regular una estrategia de seguridad biológica en el país.

Con esa medida la citada entidad estatal buscaba revertir episodios desfavorables, como el ocasionado por la claria y continuar permitiendo de manera controlada su proliferación en la acuicultura cubana, tomando en consideración su alto rendimiento productivo y aportes a la elaboración de embutidos, .

La claria considerada una verdadera promesa alimentaria, presente ahora en ríos, embalses de agua dulce y en los más insospechados sitios, mide entre 50 y 60 centímetros, aunque puede llegar a un metro y desde hace varios años causa serios estragos en la fauna y vegetación de los humedales y durante sus recorridos terretres ataca a cualquier animal.

Por su importancia comercial como proveedora de carne, la claria (en la lista de las 100 especies más dañinas del mundo) forma parte de la población acuícola de Estados Unidos (Florida), Gran Bretaña, Hong Kong, Taiwán, China, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Tailandia, Guam y Cuba, con impactos negativos en el ecosistema

Una vez más una especie foranea, por ende hostil y destructiva, es introducida en otro lugar a miles de kilómetros de distancia, sin percatarse que su adaptación al nuevo hábitat puede constituir un riesgo y como en este caso convertirse en un grave peligro para la preservación del entorno y el bienestar de la sociedad.

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