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Extrañamente Osama Bin Laden vivía en esta casa y no en un búnker protegido por soldados armados hasta los dientes.

La noticia sobre la muerte del fundador y líder del grupo terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, a manos de un comando estadounidese en sólo 40 minutos, guarda similitud con un absurdo y estupido cuento, presentado por los adultos a los niños, desde tiempos inmemoriales con el propósito de burlarse de ellos.

La operación dirigida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, desde la propia Casa Blanca, terminó con la vida del hombre que luego de la invasión de la Unión Sovietica a Afganista en 1979, resultó entrenado por la CIA y considerado como un héroe de la resistencia, al regresar a su natal Arabia Saudita.

Tras la presencia de tropas norteamericanas en ese país, Bin Laden declaró la “guerra santa” a sus aliados contra los sovíeticos y con ese fin creó la red Al Qaeda, que se supone perpetró los atentados del 11 de septiembre de 2001, en  World Trade Center, en Nueva York y en el Departamento de Defensa yanqui, ubicado en Virginia.

El ataque estadounidense a Alganistas marcó el inicio de la busqueda de Osama Bin Laden, quien negó su responsabilidad en la autoría del criminal hecho, mientras el FBI no lo culpa por carecer de pruebas contundentes, y testimonios de sus fieles confirman que en esa etapa estaba gravemente enfermo.

Pakistán es un país pobre y más de la mitad  de su población odiaba de Bin Laden, pero aún así nadie lo denunció.

En octubre de 2004  el cerebro pensante del terror islámico, en un video trasmitido por Al Jassera y que los entendios consideran falso, reivindicó los atentados, precisamente en medio de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y a la postre el mandatario George Bush, retuvo el poder durante cuatro años más.

En el contexto de la campaña por su reelección Obama, sorprende al universo con la noticia y aunque prohibe la publicación de fotos del occiso, cuyo cuerpo es lanzado al mar desde un helicoptero, alcanza el índice más alto de aceptación en las encuestas de popularidad.

En una mal contada historia el poderoso y escurridizo cabecilla, por el cual se ofrecía una recompensa de 50 millones de dólares es encontrado desarmado en una vivienda desprotegida en Abbottabad, en el empobrecido Pakistán donde residía tranquilamente con tres de sus cinco esposas oficiales, uno de sus hijos y otros dos hombres.

Según fuentes allegadas, Osama Bin Ladén dejó de existir en 2001, victima de una enfermedada renal, pero tanto Bush como su sucesor utilizaron el mismo golpe de efecto para prolongar su estadía al frente de la nación más poderosa del mundo y justificar el ataque a Afganistan, en aparente mofa a la opinión pública, como en el viejo cuento de la Buena Pipa.

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