El peligro de radiación por el desastre nuclear en Japón, es infundado al otro lado del océano.
El yoduro de potasio, una especie de sal cristalina, empleado en el tratamiento contra la radiación deviene el medicamento de mayor demanda del momento por la inminencia de un desatre nuclear, tras el terremoto y tsunami, que ocasionaron más de 10 mil victimas fatales en Japón, según estadísticas preeliminares.
El lamentable accidente de la central nuclear de Fukushima, incrementa el temor en diversas regiones del mundo y por esa razón las ventas de comprimidos del citado fármaco alcanzan niveles inusuales, con marcada incidencia en Estados Unidos, donde algunos suministradores intensifican los pedidos habituales.
El yoduro de potasio sólo puede prevenir el cáncer de la glándula tiroides, pero ningún otro órgano del cuerpo humano, y en las condiciones actuales resulta teoricamente imposible que los efectos de un eventual desastre nuclear en la tierra del sol naciente, afecte a territorios ubicados en el hemisferio occidental.
En cuestión la disparatada alarma, quizá promovida por el afan de lucro de la gran industria farmacéutica y promotores de salud, compulsa al público a adquirir las píldoras de yoduro de potasio, que no requiren receta médica y es considerado como un producto de bajo costo, al alcance de cualquier tipo de ciudadano.
Las autoridades en Estados Unidos niegan el riesgo en su territorio, pero los meteorólogos insisten en la dificultad de predecir el alcance de una nube radiactiva que se extienda por el Mar Pacífico, mientras crece la elaboración de yoduro de potasio, al influjo de un importante número de órdenes procedentes del Extremo Oriente.
