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Los cubanos reímos de nuestras propias desgracias.

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Iván Camejo, vive ahora en Miami

La risa acciona más de 400 músculos, según el psicólogo español José Elías Fernández y los cubanos que tenemos la facultad de carcajearnos hasta de nuestras propias desgracias, estamos en condiciones de aplicar la llamada terapia de desarrollo, relacionada con los movimientos del cuerpo humano.

Claro que si al disfrutar el placer de la risa logramos reflexionar, el remedio es mucho más eficaz y esa es la percepción de una generación de humoristas de nuestro país que no se conforma con el simple propósito de divertir a su público, cada vez más exigente y heterogéneo.

La propuesta artística del momento exige humor con implicaciones trascendentes a los problemas sociales cotidianos, porque meditar y reflexionar son excelentes formas de canalizar vicisitudes compartidas y de trasgredir los márgenes de lo circunstancial.

Esa es la opinión de Iván Camejo,mquien fue director del Centro Promotor del Humor e  integró junto a Omar Franco el grupo Humoris Causa y encabezó el espacio”No quiero llanto” de la televisión cubana antes desalir del país.