El árbol de navidad fue alumbrado por vez primera en Nueva York, en 1850.
Las navidades, consideradas como las fiestas más importantes del cristianismo, celebradas generalmente el 25 de diciembre de cada año, rinden tributo al nacimiento de Jesucristo, tienén carácter universal, e involucran a católicos, protestantes, practicantes de la santería, e incluso a los ateos.
La evidencia más temprana se remonta al año 200 en Alejandría y aunque en la América Colonial los puritanos ingleses rechazaron las navidades por concederle una connotación pagana, en 1843 un libro de Charles Dickens, desempeña un importante rol en la reinvención de esa costumbre.
En 1870, es declarado el 25 de diciembre como día feriado en Estados Unidos, marcandose el último jueves de noviembre como el inicio de la conmemoración y a partir de ese momento las ciudades se viste de colores y motivos alusivos, coincidiendo con muchos países del hemisferio occidental.
La Nochebuena, la Misa del Gallo, la Epitafia son eventos alegóricos, mientras los Reyes Magos, los duendes, Santa Claus o Papá Noel, encabezan la relación de personajes míticos, en una temporada que se prolonga hasta el seis de enero en la mayoría de las naciones del mundo.
Como elemento curioso, es Puerto Rico el lugar que más extiende las festiviades navideñas, porque tras su comienzo a fines de noviembre no culminan hasta el Día de la Candelaria en febrero, mientras Cuba volvió a celebrarlas a partir de 1997, luego de 28 largos años de suspensión oficial.
En Africa, Asia y Oceanía las navidades no revisten significación alguna, y se presta mayor interés a la llegada del nuevo año, en el contexto de eventos de variados matices, en correspondencia con las crencias religiosas, pero en Japón y China, existen repuntes a su introducción, al ritmo de la mercotécnia.
Tristementemente el mundo moderrno, explota las tradicionales festiviades navideñas al influjo de la comercialización a gran escala, cuando el Mesías nació en un pesebre en total humildad y murió en la cruz por amor, para resucitar de entre los muertos en gloria, según plantean las sagradas escrituras.
